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Dátil de San Ignacio BCS, la historia del dulce tesoro del desierto
San Ignacio, en el municipio de Mulegé, es un oasis histórico donde el dátil forma parte esencial del paisaje, la economía y la identidad cultural de Baja California Sur. Desde que los misioneros jesuitas lo introdujeron en el siglo XVIII, este fruto ha sido sustento y tradición para la comunidad.
¿Cuál es el origen del dátil en San Ignacio BCS?
La palma datilera (Phoenix dactylifera) es una especie cultivada desde la antigüedad, con domesticación que se remonta al 4 000 a.C. en la región entre el norte de África y Asia.
Su viaje transcontinental, impulsado por las migraciones humanas y el dominio colonial español, la trajo finalmente a Baja California Sur en el siglo XVIII, donde halló en los oasis del desierto un entorno propicio para su cultivo
En 1728, fray Juan Bautista Luyando fundó la Misión de San Ignacio de Kadakaamán, y junto con las labores de evangelización y agricultura, trajo la palma datilera.
La construcción de la icónica iglesia comenzó en 1733 y fue concluida en 1786, bajo el cuidado del dominico fray Juan Crisóstomo Gómez.
El dátil pasó a formar parte de la vida diaria mediante su cultivo, manejo y transformación en panes, empanadas, jaleas y otros dulces regionales, almacenados en zurrones de cuero o petates tejidos, prácticas que aún se resguardan como patrimonio cultural inmaterial.
¿Qué importancia tiene el dátil en la historia de Baja California Sur?
En el siglo XIX, los palmares de San Ignacio producían más de 2 toneladas de dátiles al año, y para 1885 la cosecha combinada con Mulegé alcanzaba 34 toneladas.
Actualmente, aunque Mulegé, Comondú y La Paz concentran la producción, San Ignacio sigue siendo un referente cultural. El uso tradicional del fruto incluye panes, empanadas, jaleas, licores y conservas, elaborados de forma artesanal y almacenados en petates y zurrones.
¿Qué propiedades y beneficios tiene el dátil del desierto?
El dátil es rico en fibra, potasio, magnesio, hierro y antioxidantes naturales. Su alto contenido energético lo convierte en un alimento ideal para climas áridos, aportando azúcares naturales de rápida absorción y nutrientes que ayudan a prevenir la fatiga.
En Baja California Sur, este fruto ha sido considerado “alimento de resistencia” para jornaleros y viajeros, además de un ingrediente versátil en la gastronomía local.
El 26 de octubre de 2024 se celebró la Primera Feria del Dátil en el ejido Alfredo V. Bonfil, Mulegé. Participaron cerca de 50 productores que ofrecieron productos como chamoy, licor de dátil, dulces, panes y pulpas.