La huella de la comunidad israelita y judía en CDMX: historia, economía y legado vivo
Desde sus inicios a finales del siglo XIX, la comunidad judía en la CDMX ha tejido una narrativa de resiliencia, crecimiento y profunda contribución a la sociedad mexicana.
No solo han edificado una vibrante vida comunitaria, sino que también han dejado una huella indeleble en el panorama económico, social y cultural de la capital, convirtiéndose en un pilar fundamental de su desarrollo.
¿Cómo fue la llegada de la comunidad israelita y judía a CDMX?
La presencia judía en México data de la Conquista española, pero la comunidad actual comenzó a consolidarse con la llegada masiva de inmigrantes a finales del siglo XIX y principios del XX.
Judíos ashkenazitas de Europa del Este y sefaraditas del Imperio Otomano buscaron refugio y nuevas oportunidades, estableciéndose inicialmente en el Centro Histórico de la CDMX, en calles como Alhóndiga y Corregidora. Su incursión en el comercio ambulante fue el punto de partida, sentando las bases para futuros emporios.
A partir de las décadas de 1950 y 1960, la comunidad experimentó una expansión geográfica, migrando hacia colonias como Del Valle, Roma, Condesa y, más recientemente, concentrándose en zonas como Las Lomas, La Herradura y Tecamachalco.
La década de 1940 fue crucial para la consolidación institucional, con la creación de organizaciones que afianzaron su identidad y combatieron el antisemitismo de la época.
¿Cuánta población de la comunidad israelita y judía vive en CDMX?
Según el Censo 2020 del INEGI, en México residen 58,876 personas que profesan la religión judía, de las cuales 17,981 se concentran en la CDMX.
Aunque no hay datos más recientes, la estimación general sitúa a la mayoría de los cerca de 60,000 judíos en el país dentro de la Zona Metropolitana del Valle de México.
La comunidad está compuesta por diversas corrientes, lo que la convierte en un mosaico cultural y religioso. Entre las principales se encuentran:
- Comunidad Maguen David: Principalmente de origen sirio.
- Comunidad Monte Sinai: Con raíces en Damasco.
- Comunidad Sefaradí: Originarios de Turquía, Grecia, los Balcanes y el norte de África.
- Comunidad Ashkenazi: De origen europeo, principalmente de Europa del Este. -Comunidad Bet El: De corte conservador.
Cada una de estas comunidades cuenta con sus propias sinagogas, escuelas y centros comunitarios, lo que refleja una estructura social altamente organizada y autosuficiente, pero con una fuerte colaboración en iniciativas comunitarias más amplias.
Pilar económico e industrial de México y la capital
La contribución de la comunidad judía al desarrollo económico de México es innegable, especialmente en la industria y el comercio.
Desde sus orígenes en el comercio ambulante, donde introdujeron innovadores sistemas de crédito personal, evolucionaron hasta establecer comercios fijos y expandirse a diversas ramas de la economía.
La diversificación profesional es una característica distintiva. Los miembros de la comunidad han incursionado en sectores como:
- Manufactura: Destacando en la producción de textiles, prendas de vestir, muebles y colchones.
- Comercio: Desde partes automotrices hasta artículos eléctricos, acero y diamantes.
- Servicios: Con una fuerte presencia de médicos, abogados, químicos e ingenieros.
- Finanzas e Inversiones: Convirtiéndose en actores clave del sector financiero del país.
El sector inmobiliario es un testimonio palpable de su influencia, con la participación de inversionistas y desarrolladores judíos en la construcción de importantes edificios en el corredor de Reforma, hoteles, oficinas y centros comerciales.
Empresas como Fibra Uno, liderada por Moisés El-Mann Arazi, son ejemplos claros de esta contribución. De hecho, en 2021, la revista Expansión incluyó a varios judíos mexicanos en su lista de "Los 100 empresarios más importantes de México", como Rafael Kalach Mizrahi (Grupo Kaltex) y Bernardo Lijtszain Bimstein (Grupo Traxión).
La Cámara Israelita de Industria y Comercio ha sido fundamental en esta integración económica, apoyando a pequeños y medianos empresarios y fomentando lazos comerciales con Israel.
Más allá de su impacto económico, la comunidad judía en la CDMX se distingue por su profundo sentido de cohesión y su compromiso con la filantropía, tanto dentro de sus propias filas como hacia la sociedad mexicana en general.
Disponen de una sólida red de apoyo interno con instituciones como:
- Activa: Para la inserción laboral y el apoyo empresarial.
- OSE y Dam Hatzalá: Ofreciendo servicios médicos a quienes lo necesitan.
- Eishel, Beyajad y Kol Hanisayón: Dedicadas al bienestar del adulto mayor.
- Katz Jesed Center: Un centro comunitario vital para la distribución de alimentos y artículos de primera necesidad.
Mucha es la historia que rodea a la Comunidad Judía, como el caso del rey Herodes, quien mandará a cortar la cabeza a los niños, en tiempos de Cristo.
