Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López: ¿traición o estrategia?
Se van a cumplir 11 meses de que el Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López llegaron a un aeropuerto de Nuevo México muy cerca del paso y fueron detenidos. Según la versión del Mayo Zambada, fue secuestrado por su ahijado Joaquín, el hijo del Chapo, y fue llevado a la fuerza a los Estados Unidos. La versión oficial no la conocemos, no la conocemos porque a pesar de los reiterados pedidos del gobierno mexicano, simplemente Estados Unidos no ha informado de esa operación de inteligencia que le permitió detener al principal narcotraficante del país, el Mayo Zambada y a Joaquín Guzmán López y tenerlos a punto de ser procesados.
El Mayo Zambada pidió una extensión, los abogados, sus abogados pidieron una extensión de 60 días para el proceso cuya audiencia se tendría que haber realizado este lunes. ¿Por qué? Porque está negociando un acuerdo de culpabilidad que implica un acuerdo de colaboración con las autoridades estadounidenses. También están en un acuerdo de colaboración Ovidio Guzmán López y Joaquín Guzmán López, los dos hermanos que están siendo juzgados ellos en una corte de Chicago.
Ellos se tendrán que presentar Ovidio el 9 de julio y Joaquín Guzmán el 15 de julio. Imagínese usted la cantidad de información con la que contará el señor Donald Trump cuando se encuentre este martes con la presidenta Claudia Sheinbaum en Alberta, Canadá, en la reunión del G7, en el primer encuentro que tendrá. La presidenta va acompañada por el secretario de Economía, por Marcelo Ebrard, el canciller de la Fuente, y por Omar García Jarvos, porque el tema de seguridad es fundamental en la relación México-Estados Unidos y va de la mano uno con otro.
La cantidad de información que estos testigos colaboradores pueden dar es altísima. La cantidad de procesos que podrían iniciar también es altísima. Ese es el principal instrumento, la principal arma que tiene Estados Unidos, además de todos los capítulos económicos arancelarios que se pueden imponer.
La reunión es la más importante que ha tenido Claudia Sheinbaum en lo que va de su sexenio. Hay que desearle suerte, pero además de suerte hay que desearle que trabaje a fondo por tratar de restaurar la integración plena de América del Norte.
