¿Por qué las inundaciones en CDMX persisten? Drenaje obsoleto, basura, fuertes lluvias y más
La CDMX, una metrópolis construida sobre un antiguo lecho lacustre, se enfrenta año tras año a un enemigo silencioso pero devastador: el agua.
Con la temporada de lluvias 2025, ya en marcha, el sistema de drenaje de la capital mexicana vuelve a estar bajo los reflectores.
A pesar de los esfuerzos y las inversiones, las deficiencias históricas y los nuevos retos que impone el cambio climático ponen en jaque la infraestructura, convirtiendo cada aguacero en una potencial pesadilla de inundaciones.
¿Cómo afecta el drenaje a la CDMX en cuanto a las lluvias e inundaciones?
La infraestructura de drenaje de la CDMX es, en gran parte, un legado de décadas pasadas. Con tramos que superan los 80 años de antigüedad, incluyendo secciones del icónico Drenaje Profundo, inaugurado en 1975, la red actual está lejos de ser óptima para las demandas de una urbe en constante expansión.
Esta obsolescencia genera un sinfín de problemas, desde colapsos inesperados hasta una capacidad insuficiente para desalojar el enorme volumen de agua que cae durante las fuertes lluvias.
El crecimiento urbano desmedido y desordenado agrava la situación. La proliferación de edificaciones sobre antiguas zonas de absorción de agua ha sellado el suelo, impidiendo que el agua se filtre naturalmente y obligándola a sobrecargar un sistema ya rebasado.
Aunque se han anunciado inversiones significativas, como los mil 570 millones de pesos del Operativo Tlaloque para este año (destinados a sustitución de redes y equipamiento, incluyendo 40 nuevos camiones hidroneumáticos), el rezago es monumental.
Además, la subsidencia del suelo, causada por la extracción excesiva de agua del subsuelo, altera las pendientes del drenaje, impidiendo el flujo adecuado y creando puntos de acumulación de agua.
¿Por qué la basura representa un problema para la CDMX en época de lluvias?
Uno de los mayores enemigos del sistema de drenaje capitalino es, paradójicamente, la propia ciudadanía. Se estima que el 15% de los desechos sólidos diarios de la ciudad, equivalente a unas 20 toneladas, termina en la red de drenaje, obstruyendo más de 830 mil coladeras pluviales.
Esta enorme cantidad de basura, junto con aceites y residuos químicos, no solo bloquea el flujo del agua, sino que también acelera el deterioro de la infraestructura.
A pesar de programas intensivos de desazolve, como los 270 km de drenaje intervenidos entre febrero y mayo de 2025, persisten quejas y solicitudes pendientes, especialmente en colonias como el Centro y la Roma Norte.
La falta de una infraestructura pluvial dedicada y la dependencia de un sistema combinado para aguas residuales y pluviales también contribuyen a la saturación y a que las aguas negras se mezclan con las de lluvia, acarreando graves riesgos para la salud pública.
Retos futuros: Un clima cambiante y soluciones necesarias
El panorama se vuelve aún más complejo para la capital y sus habitantes que sufren por las inundaciones, cierre de transporte público y más problemas derivados de las lluvias.
Las precipitaciones en CDMX son cada vez más intensas, torrenciales y “atípicas”, superando con frecuencia la capacidad de diseño del drenaje.
Esto no solo provoca inundaciones que paralizan la ciudad y causan pérdidas económicas significativas, sino que también representan un serio riesgo para la salud pública, con la propagación de enfermedades cutáneas y el aumento de casos de dengue.
Para enfrentar este desafío, la CDMX necesita ir más allá de las soluciones paliativas. Es crucial la concientización ciudadana sobre el desecho responsable de la basura. Pero más allá de eso, se requieren soluciones integrales y a largo plazo:
- Infraestructura verde: Implementar pavimentos permeables, jardines de lluvia y techos verdes que permitan captar y filtrar el agua antes de que sobrecargue el drenaje.
- Captación de agua de lluvia: Programas como “Cosecha de Lluvia”, que ya han instalado más de 73,000 sistemas desde 2019, son vitales para disminuir la presión sobre la red y dotar de agua a los hogares.
- Rehabilitación y ampliación del Drenaje Profundo: Una obra monumental, pero necesaria, para garantizar su funcionamiento óptimo por décadas más.
- Planeación urbana efectiva: Detener la urbanización descontrolada y priorizar desarrollos que integren soluciones hídricas sostenibles.
La batalla del drenaje en CDMX es un reflejo de su historia y su futuro. Si bien se han dado pasos importantes con el Operativo Tlaloque y la coordinación de esfuerzos, el éxito dependerá de una inversión sostenida, una gestión eficiente y, fundamentalmente, de la participación activa de cada ciudadano.