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¿Qué fue de los ríos de la CDMX? La ciudad que sepultó sus aguas vivas bajo el concreto

Ríos antiguos de CDMX. Foto: X (Memorias CDMX) | Canva
Por:Mario Flores

Bajo las avenidas más transitadas de la CDMX, ocultos por capas de concreto, asfalto y olvido, fluyen aún los vestigios de una red de ríos que alguna vez le dieron vida a la capital. 

En el pasado, esta metrópoli fue una ciudad lacustre: sus habitantes navegaban canales, bebían de manantiales y convivían con el agua como parte esencial del paisaje. Hoy, más del 95% de esos ríos han sido entubados, contaminados o borrados del mapa. 

¿Qué pasó con ellos? ¿Son los ríos la razón de las actuales inundaciones? Te contamos sobre la historia, las decisiones y las consecuencias de haberle dado la espalda a los ríos que alguna vez definieron el corazón de la capital.

¿Cuál es el origen de los ríos en la CDMX? 

La Cuenca de México fue en sus orígenes una red hídrica compleja: cinco grandes lagos (Texcoco, Xochimilco, Chalco, Zumpango y Xaltocan), múltiples ríos, manantiales y canales. 

En tiempos prehispánicos, el agua definía el modo de vida: Tenochtitlán estaba asentada sobre el lago de Texcoco, y los mexicas construyeron chinampas, albarradas y acueductos para convivir con el agua. 

Con la llegada de los españoles comenzó la transformación radical: la visión colonial europea entendía el agua como un obstáculo y no como un aliado. 

Desde el siglo XVII comenzaron obras de desecación, desvío y drenado. Así inició el proceso de desaparición de ríos y lagos que continúa hasta hoy.

¿Cuántos ríos había en CDMX y qué pasó con ellos?

Históricamente, al menos 45 ríos cruzaban lo que hoy es la CDMX. Algunos de los principales eran:

A partir del siglo XIX, y especialmente durante el siglo XX, se optó por entubar y canalizar estos cuerpos de agua para dar paso al crecimiento urbano. Las razones principales fueron:

Algunos casos emblemáticos: 

Hoy en día, más del 95% de los ríos en la capital están entubados, contaminados o prácticamente secos.

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Consecuencias ambientales: una ciudad sin agua viva

La entubación de los ríos de la CDMX no fue una acción sin consecuencias. A lo largo del tiempo, esta decisión ha contribuido a una profunda transformación ecológica con impactos que hoy se hacen evidentes. 

Uno de los más graves es la falta de recarga natural de los mantos acuíferos. Al desaparecer los cauces naturales, el agua de lluvia no penetra de forma adecuada al subsuelo, lo que ha provocado el hundimiento progresivo de la ciudad (en algunas zonas, entre 10 y 50 centímetros por año), un fenómeno que amenaza viviendas, infraestructura y servicios básicos. 

Otro efecto colateral es la contaminación del agua, ya que muchos de los ríos ahora entubados se han convertido en drenajes donde confluyen aguas negras y residuos sólidos. 

Esta situación no solo deteriora la calidad del agua, sino que también favorece la proliferación de enfermedades y la degradación ambiental. 

A ello se suma la pérdida de biodiversidad: con la desaparición de los cuerpos de agua, también se extinguieron especies acuáticas, aves migratorias y flora ribereña que formaban parte del ecosistema urbano. 

Además, el encierro del agua ha alterado el microclima local, incrementando las temperaturas en zonas densamente urbanizadas, debido a la ausencia de cuerpos de agua que antes ayudaban a regular el calor. 

También se ha perdido la posibilidad de contar con espacios verdes y públicos que pudieran haberse desarrollado en torno a los ríos, afectando la calidad de vida de los habitantes. 

Por si fuera poco, la eliminación de cauces naturales ha aumentado el riesgo de inundaciones, ya que el agua de lluvia no encuentra rutas de escape adecuadas y colapsa el sistema de drenaje en temporada de lluvias.

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Rescate y propuestas: ¿es posible recuperar los ríos?

A pesar del deterioro, en los últimos años han surgido propuestas para recuperar algunos tramos de ríos en la CDMX, ya sea a través de su restauración ecológica, su visibilización en el espacio urbano o su resignificación como patrimonio natural. 

Un caso emblemático es el del Río Magdalena, en la alcaldía Magdalena Contreras, considerado el último río vivo de la capital. 

En zonas como Los Dinamos, el cauce aún fluye con relativa limpieza y es utilizado para actividades de ecoturismo, senderismo y educación ambiental. 

Desde la academia, destaca el Proyecto Río de Luz, impulsado por la UNAM, que plantea recuperar la presencia de los ríos en la vida cotidiana de la ciudad, tanto en términos ecológicos como culturales. 

A nivel institucional, el gobierno capitalino ha propuesto el Plan Hidráulico de la CDMX, con acciones dirigidas a mejorar la calidad del agua y reintegrar cauces al entorno urbano.

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