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El Ojo del Diablo en Acuña, el cerro en los cerros de Coahuila

Esta leyenda continúa aterrando a Ciudad Acuña desde sus misteriosas sierras / Foto: Composición de Canva
Por:Victor B. Martinez

Entre los relieves escarpados del norte de Coahuila, un mito ha persistido en la voz del pueblo, se trata del Ojo del Diablo, una cueva invisible a los mapas pero profundamente presente en el imaginario colectivo de Ciudad Acuña

Aunque no figura en ninguna guía turística ni se tiene su ubicación exacta, quienes han oído hablar de ella saben que no se trata de un lugar cualquiera, sino de un presagio, una advertencia, un eco sobrenatural.

Según las narraciones locales, este misterioso punto entre los cerros ha sido escenario de luces inquietantes y sonidos estremecedores que suelen coincidir con momentos trágicos o eventos desafortunados para la comunidad. Su leyenda ha sido transmitida de generación en generación, convirtiéndose en uno de los relatos más arraigados del folclore acuñense.

¿Dónde está el Ojo del Diablo?

No hay registro oficial que confirme su existencia física. Se dice que se encuentra en algún punto no revelado de los cerros de Acuña, entre formaciones rocosas y acantilados que guardan el silencio del desierto. 

Su carácter elusivo lo vuelve aún más enigmático. A diferencia de otras cuevas o sitios naturales señalados por la autoridad turística, el Ojo del Diablo vive solamente en los relatos orales.

Muchos aseguran haber visto el destello nocturno de su "ojo", un resplandor inexplicable que aparece antes de que suceda alguna desgracia en la comunidad. Otros hablan de ruidos similares a lamentos o rugidos que emergen del cerro en noches donde la tragedia ronda.

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¿Qué representa para la cultura local?

En Ciudad Acuña, el Ojo del Diablo no es solo una leyenda es parte del ADN cultural de la ciudad. Funciona como símbolo de advertencia, como una figura mítica que recuerda la fragilidad de la vida y el peso de lo inexplicable. 

Su historia se mezcla con otros relatos de la región como el Caballo Blanco, la versión local de La Llorona y los espíritus del río Bravo, todos integrantes de un acervo oral que fortalece la identidad de esta comunidad fronteriza.

Para muchos, esta cueva representa una conexión con fuerzas invisibles, un canal de advertencia o justicia sobrenatural que se activa cuando algo no va bien en la ciudad. No importa si es real o no, lo que sí es innegable es el respeto que impone su nombre.

Cerro de Acuña / Foto: Amistad Running Club

¿Por qué sigue viva la leyenda?

La longevidad de la leyenda puede deberse a factores como el miedo que toca fibras sensibles en la comunidad del norte de Coahuila o buen al misterio y la memoria de relatos que han trascendido las generaciones.

Sin embargo, el Ojo del Diablo es una de esas historias que no necesitan pruebas, porque viven donde los mitos nacen: en la necesidad humana de dar sentido a lo que no se puede controlar.

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