Entre la espera y el desencanto: migrantes en Edomex buscan quedarse en México
En el albergue Hermanos en el Camino, en Metepec, las colchonetas ocupadas hablan de un cambio silencioso: cada vez son menos los migrantes que sueñan con llegar a Estados Unidos.
Desde el 20 de febrero, cuando Donald Trump asumió por segunda ocasión la presidencia, la política migratoria estadounidense se endureció aún más, y con ello, las ilusiones de miles se han detenido a medio camino.
Armando Vilchis Vargas, director y fundador del refugio, lo resume con números y señala que es mínimo el flujo de personas que hoy persiguen todavía el sueño americano.
“A estas alturas del año ya han pasado alrededor de mil 300 personas por aquí”. Pero el flujo ya no se traduce en caravanas rumbo al norte; muchos se quedan.
¿Quiénes son los que llegan ahora?
En los pasillos del albergue conviven retornados de ICE, cubanos que no pueden volver a la isla y salvadoreños que huyen del gobierno de Bukele. Lo peculiar, dice Vilchis, es el perfil de algunos que cuentan con estudios universitarios y aun así buscan cruzar.
“En Cuba hasta ser DJ es carrera universitaria, aquí tenemos migrantes con títulos profesionales, gente formada que ya no quiere arriesgarse a otro cruce”.
Hoy, por ejemplo, hay 25 personas que fueron deportadas y que no encuentran la manera de salir de México, esperan trabajar, establecerse y resistir. La apuesta ya no es el “sueño americano”, sino un respiro en territorio mexicano.
¿Qué tan dura es la política migratoria actual?
El relato de quienes vuelven de Estados Unidos es áspero: prisiones en Miami o Indiana construidas para aterrorizar migrantes; detenciones en operativos de ICE que terminan con traslados forzosos a Villahermosa.
Desde ahí, muchos regresan a Metepec, como si el albergue fuera un imán inevitable.
Un hondureño contó a Vilchis que, en Dallas, trabajaba apenas tres días a la semana, pagando dos mil dólares de renta.
En México, encontró un empleo estable, incluso con mejor sueldo. Pero su intento de volver a cruzar le costó caro: lo atraparon otra vez y ahora carga con una penalidad que lo mandó directo a su país.
¿Ha bajado el flujo de migrantes?
La estadística es clara, pues en comparación con 2024, el paso se redujo a la mitad.
El albergue recibe menos, pero la historia es más compleja. La reducción no significa ausencia, sino transformación del destino: quedarse en México se ha vuelto la opción más viable para quienes antes miraban solo hacia el norte.
En Metepec, bajo el techo del albergue, los migrantes ya no hablan únicamente de cruzar fronteras.
Hablan de rentas accesibles, de trabajos posibles, de una vida que, aun con dificultades, parece menos incierta que perseguir un sueño que cada vez se vuelve más inalcanzable.