Foto: X (@jairbolsonaro)
Tribunal Supremo de Brasil sentencia a Jair Bolsonaro a 27 años de prisión
El expresidente de Brasil, Jair Messias Bolsonaro, fue sentenciado a 27 años de cárcel por liderar una conspiración golpista tras su derrota electoral frente a Luiz Inácio Lula da Silva en 2022.
La Primera Sala del Tribunal Supremo, con cuatro votos a favor y uno en contra, determinó que el exmandatario cometió cinco delitos, entre ellos intento de golpe de Estado, abolición del Estado de derecho, daños a bienes públicos y liderazgo de una organización criminal.
¿Qué papel tuvieron las Fuerzas Armadas?
Bolsonaro no fue el único condenado; generales, un almirante, un teniente coronel y dos civiles también recibieron sentencias.
Según los jueces, el expresidente buscó el respaldo de altos mandos militares para sostener un plan progresivo de ataque a las instituciones democráticas, que incluyó amenazas al Poder Judicial y denuncias infundadas de fraude electoral.
El proceso fue seguido con gran expectación, transmitido en directo y reforzado con un despliegue de seguridad inédito tras el asalto bolsonarista al Supremo en enero de 2023.
La jueza Carmen Lúcia Antunes Rocha emitió el voto decisivo, destacando que “los hechos descritos no han sido negados” por los acusados.
En contraste, el magistrado Luiz Fux votó a favor de absolver al expresidente, argumentando que el Supremo no era competente para juzgarlo.
¿Qué efectos tendrá la condena en la política brasileña?
La sentencia inhabilita a Bolsonaro para competir en elecciones hasta 2030, lo que influirá directamente en la carrera presidencial de 2026.
Aunque cumple prisión domiciliaria y enfrenta restricciones como la prohibición de usar redes sociales, el exmandatario conserva influencia dentro de la oposición y podría impulsar a un candidato de su sector.
¿Qué sigue en el caso Bolsonaro?
La legislación brasileña contempla posibles reducciones de condena, pero el fallo marca un precedente histórico: es la primera vez que un expresidente es condenado por intento de golpe de Estado en Brasil.
Pese a las presiones internacionales, el tribunal dejó claro que la democracia brasileña “no es negociable”.