Foto: Instagram (@majofishinglodge)
Conoce este pueblo mágico de Panamá que está escondido en un cráter
El Valle de Antón es una comunidad ubicada en la provincia de Coclé, en el centro de Panamá.
Lo que la hace única es que se encuentra asentada dentro del cráter de un volcán extinto, una característica poco común a nivel mundial.
El entorno geológico y natural ha influido en su desarrollo como un destino de interés ecológico y turístico.
¿Cuál es su valor natural y turístico?
El Valle de Antón se localiza en una región de alta biodiversidad, con un clima templado durante todo el año y una altitud aproximada de 600 metros sobre el nivel del mar.
El área circundante está formada por montañas y bosques nubosos que ofrecen hábitats a especies endémicas, como la rana dorada panameña, actualmente en peligro de extinción.
En 2024, la Organización Mundial del Turismo (OMT) incluyó a este poblado en la iniciativa Best Tourism Villages, un programa que reconoce comunidades rurales que fomentan el turismo sostenible, la conservación cultural y la protección ambiental.
¿Qué actividades pueden realizar en Valle de Antón?
Gracias a su ubicación geográfica, el Valle es un destino popular entre aficionados al senderismo, la observación de aves y otras actividades al aire libre.
Existen rutas como:
-
La India Dormida, un sendero de dificultad moderada con vistas panorámicas.
-
Cerro Gaital, uno de los puntos más elevados del área, con más de 1,000 m s. n. m.
-
Ruta de la Caldera, un circuito que bordea el perímetro del antiguo cráter.
También se realizan actividades como ciclismo de montaña, rápel y tirolesa, especialmente en áreas cercanas a cascadas como el Chorro El Macho.
¿Qué servicios ofrece Valle de Antón?
El Valle cuenta con una variedad de alojamientos pequeños como casas de huéspedes, hoteles boutique y zonas de camping.
La oferta gastronómica es limitada pero suficiente, y el pueblo mantiene un perfil rural, con calles estrechas y comercios locales.
Destacan también espacios como el mariposario, orquideario, y un pequeño zoológico llamado El Níspero, que alberga especies locales y algunas exóticas.
El pueblo ha buscado equilibrar el crecimiento turístico con la conservación de su identidad rural y natural.
En el mercado dominical, por ejemplo, se comercializan productos agrícolas y artesanías hechas por comunidades indígenas como los Ngäbe-Buglé y los Guna, quienes han encontrado en el turismo una fuente de ingresos complementaria.