Descubre la historia de la maestra Laurita Garza y el corrido que la inmortalizó
Aunque para muchos “Laurita Garza” es solo un personaje ficticio de un corrido norteño, su historia tiene raíces reales en Nuevo León.
¿Quién fue la verdadera Laurita Garza?
La mujer detrás del mito se llamaba María Justina Cabrera García, una joven maestra rural nacida el 5 de septiembre de 1931.
A los 23 años, el 1 de abril de 1954, protagonizó un hecho trágico que sacudió al municipio de Los Ramones ya que asesinó a su exnovio y luego se quitó la vida.
El hombre en cuestión era Juan Manuel García Garza, quien había sido su pareja sentimental.
Al enterarse de que él planeaba casarse con otra mujer, María Justina lo citó en un paraje cercano a la escuela donde ella daba clases, en el Rancho El Torreón. Allí, tras una fuerte discusión, le disparó seis veces con un arma de fuego.
Después se suicidó, ambos cuerpos fueron encontrados a pocos metros del plantel escolar.
¿Qué cuenta el corrido de Laurita Garza?
El corrido fue escrito por Lalo Mora e interpretado por Los Invasores de Nuevo León, quienes lo popularizaron en todo México.
En la canción, los personajes cambian de nombre: Laurita Garza y Emilio Guerra sustituyen a María Justina y Juan Manuel.
Según la letra, la maestra mata a su prometido tras enterarse de que él contraería matrimonio con otra mujer.
El corrido es especialmente popular en la cultura regia, donde se escucha no solo como parte del repertorio norteño, sino también como una referencia simbólica a las figuras femeninas fuertes y a los pasajes trágicos de la historia local.
Durante el Día del Maestro en Nuevo León, es común que resurja en charlas, redes sociales y actos escolares, recordando a Laurita como una figura ya mítica, más allá de su tragedia personal.
¿Por qué esta historia sigue vigente?
La combinación de tragedia, amor, traición y justicia personal convirtió a Laurita Garza en un personaje legendario.
Aunque basada en hechos reales, su historia ha sido moldeada por la tradición oral y la música regional. Para algunos, representa la furia contenida de una mujer traicionada; para otros, un símbolo del poder narrativo del corrido mexicano.
María Justina Cabrera García fue sepultada en el panteón San Isidro de Los Ramones.
Años después, su tumba sigue siendo visitada por quienes conocen la historia y la canción. Así, la maestra que un día enseñó a leer y escribir en un aula rural, hoy enseña desde la memoria popular.