¿Arte rapero o crimen?
Pablo Hasél, el controvertido rapero catalán que fue condenado a prisión, entre otras cosas por cantar contra la monarquía española y por presunta incitación al terrorismo al homenajear a miembros de ETA, se ha hecho tendencia en España y el mundo
Pablo Hasél, el controvertido rapero catalán que fue condenado a prisión, entre otras cosas por cantar contra la monarquía española y por presunta incitación al terrorismo al homenajear a miembros de ETA, se ha hecho tendencia en España y el mundo. Hay marchas y protestas que incluso se han tornado violentas en algunas zonas de Cataluña. Hasél asegura que él simplemente reporta en sus canciones lo que sucede en la realidad, que no son calumnias, y que por la libertad de expresión tiene derecho a hacerlo. Más de 200 artistas españoles de distintos ámbitos firmaron un manifiesto apoyándolo, y artistas de otras partes del mundo y gobiernos como el mexicano también han pedido su liberación. Esto se da en medio de la crisis política que vive España, luego de que en las elecciones catalanas volviera a triunfar el independentismo por un lado, y por el otro tomara cierta fuerza el partido Vox de la ultra-derecha, poniendo de manifiesto la radicalización de las posturas en el país ibérico.
En este contexto el caso de Hasél remueve otra vez el tema interminable de los límites de la libertad de expresión en las democracias. ¿Hasta dónde se vale decir lo que sea, y hasta dónde el Estado tiene que intervenir? ¿El sistema democrático y abierto debe permitir que se pretenda tumbar al mismo sistema? ¿Quién establece los criterios de que algo pone en riesgo al sistema? En fin, preguntas difíciles de contestar porque las fronteras entre una cosa y la otra suelen ser muy tenues y la ley a veces no es tan clara en esos aspectos.
Pero si el espíritu de la sentencia contra el rapero Pablo Hasél era el de mantener libre de ataques al sistema monárquico-constitucional español, pues lo cierto es que al menos por ahora está logrando exactamente lo contrario. El enojo de un buen porcentaje de la población, sobre todo en Cataluña, pero también en toda España, no ha hecho más que aumentar y manifestarse a través de más expresiones tanto en la calle, como a través del arte.
APUNTE SPIRITUALIS. El gobierno de España ha dicho que podrían proponer cambiar la ley para que este tipo de sentencias contra artistas ya no se den, pero la oposición opina que, al contrario, los límites deben ser aún más claros porque la monarquía representa la unidad del Estado y por tanto el castigo debe ser ejemplar. El problema es que castigar expresiones artísticas, cualesquiera que sean, suele ser señal, percibida o real, de autoritarismo.