Código Prioridad Uno
“Cuando la prisa es vida, abrir paso también lo es.”
El viernes pasado viví uno de esos momentos que te cambian la respiración. Mi hermana me llamó para decirme que mi mamá tenía un dolor muy fuerte en el pecho y que todo apuntaba a un cuadro de infarto.
Diez minutos después yo ya estaba en el coche, rumbo al hospital, con el corazón acelerado y una urgencia que no cabe en palabras.
Y justo ahí, en medio de ese trayecto, me topé con la cruda realidad que vivimos todos los días: el tráfico fuera de control.
Un tráfico que ya no es solamente pesado; es caótico, desbordado y, tristemente, indiferente. Cada quien va atrapado en su propia prisa, defendiendo su espacio como si fuera una batalla personal.
Y en medio de ese caos, nadie piensa que un coche que quiere avanzar un poco más rápido quizás lleva una vida que está corriendo contra el reloj.
Ese día confirmé algo que todos intuimos pero que evadimos: en México no tenemos educación vial para las emergencias.
No sabemos abrir paso. No sabemos ceder. No sabemos leer señales. Y lo más grave, no imaginamos la historia que puede ir en el asiento del coche que está detrás de nosotros.
Lo que viví me dejó claro que, sin quererlo, muchas veces nos convertimos en obstáculos para personas que están tratando de llegar a tiempo para salvar a alguien.
Por eso propongo que, como sociedad, implementemos un Código de Emergencia Ciudadano, una señal simple, entendible y universal que podamos usar desde nuestro coche cuando llevemos una urgencia real. No para abusar ni ser gandallas, sino para comunicar lo que hoy no sabemos pedir.
Código Prioridad Uno para abrir camino:
- Intermitentes encendidas + luces altas pulsadas cada 5 segundos.
- Indica que no es tráfico normal.
- Ventanas delanteras ligeramente abajo.
- Rompe la rutina visual del tráfico y alerta a los demás.
- Mano levantada con la palma abierta.
- Señal humana, clara, no agresiva.
- Velocidad constante y moderada.
- Porque la urgencia no significa imprudencia.
Si aprendemos a reconocer este código y reaccionar con empatía, podríamos cambiar la experiencia de cientos de familias que, como la mía, viven momentos donde cada minuto pesa.
El tráfico no desaparecerá mañana, pero sí podemos cambiar la forma en que lo habitamos. Hacerte a un lado puede ser el gesto más noble del día. Abrir paso puede ser la diferencia entre llegar o no llegar.
Ojalá nunca tengas que activar el Código Prioridad Uno. Pero si algún día ves a alguien usándolo, abre camino. Tal vez ahí dentro va la mamá de alguien. Tal vez, un día, puede ir la tuya.
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