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El Efecto Flynn “El freno de la inteligencia colectiva”

La reflexión es clara: la humanidad no pierde coeficiente de golpe, lo cede en miles de decisiones pequeñas. Foto: POSTA.
Por:CLARA VILLARREAL

Durante casi todo el siglo XX, los puntajes de inteligencia (IQ) mostraron un crecimiento sostenido de alrededor de tres puntos por década en diversos países

A este fenómeno, documentado por James R. Flynn, se le llamó efecto Flynn

Las razones parecían claras: mejor nutrición, acceso más amplio a la educación, reducción en el tamaño de las familias y la exposición a tareas cada vez más complejas en el entorno cotidiano

Todo apuntaba a que la humanidad, generación tras generación, iba afinando su capacidad de razonamiento abstracto. 

Sin embargo, en las últimas décadas, la curva se aplanó e incluso comenzó a descender en varios países. 

Este retroceso; conocido como el reverse Flynn effect, no obedece a la genética, sino al ambiente. 

Estudios en Noruega, comparando incluso a hermanos dentro de la misma familia, demostraron que los cambios en el coeficiente intelectual responden a factores culturales y educativos, no a una supuesta “degeneraciónbiológica.

Estados Unidos, con datos de más de una década, también ha reportado descensos en áreas cognitivas clave. 

Entonces, ¿Qué nos frenó? La lista es larga: una educación que prioriza cantidad sobre calidad, un ecosistema digital que dispersa la atención, menos lectura profunda y debate prolongado, estilos de vida que sacrifican sueño y salud mental, además de una desigualdad creciente que corta las oportunidades de desarrollo desde la infancia. 

En síntesis: cedimos la concentración y el esfuerzo intelectual a pantallas, atajos y algoritmos. 

El riesgo no es convertirnos en sociedades menos inteligentes de un día para otro, sino en mentes veloces pero superficiales, con alta respuesta y baja elaboración. 

Democracias vulnerables a la desinformación, creatividad sustituible, innovación estancada. 

Un mundo saturado de datos, pero escaso en sabiduría. 

La buena noticia es que el mismo efecto Flynn nos recuerda que la inteligencia es cultivable. 

Así como factores ambientales la hicieron crecer, otros factores pueden volver a impulsarla: recuperar el prestigio de la lectura profunda, entrenar la argumentación y la lógica en la escuela, regular la dieta digital, asegurar salud y nutrición desde la primera infancia y, sobre todo, usar la tecnología como aliada del pensamiento, no como sustituta. 

La reflexión es clara: la humanidad no pierde coeficiente de golpe, lo cede en miles de decisiones pequeñas. 

Si no somos conscientes, terminaremos hipotecando nuestra capacidad de pensar críticamente.

Pero si reaccionamos, si volvemos la atención y el juicio bienes públicos, podremos recuperar la escalera que alguna vez subimos. 

El futuro depende de elegir si:

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X e Instagram: @claravillarreal 

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