El precio de moverse en Nuevo León
El transporte público en Nuevo León atraviesa una crisis estructural con tarifas elevadas, cobertura deficiente, malas condiciones de las unidades y una constante amenaza de inseguridad. Además, las tarifas no dejarán de aumentar hasta alcanzar los 17 pesos en el camión y el metro hasta casi 10 pesos, sin contar los costos adicionales por transbordo.
Se pagan precios que, lejos de reflejar un servicio acorde con las necesidades de la ciudadanía, evidencian que bajo el sistema actual el usuario carga casi por completo con el costo de un servicio que debería garantizarse como un derecho a la movilidad digna, como se hace actualmente en la ciudad de Monterrey.
Las consecuencias ya se ven. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), en el tercer trimestre del 2025 los municipios de Nuevo León colocan al transporte público entre las primeras cuatro problemáticas más mencionadas, a diferencia de la media nacional que lo coloca en la décima posición. No basta con concesionar rutas a empresas privadas. Mientras la frecuencia y calidad dependan de la rentabilidad, y mientras las zonas periféricas sigan recibiendo el peor servicio, el sistema seguirá reproduciendo desigualdades en la ciudadanía neoleonesa.
Sin embargo, este escenario no es irreversible. Nuevo León necesita regulaciones que limiten los aumentos arbitrarios de tarifas, inspecciones rigurosas que garanticen condiciones mínimas de seguridad y mantenimiento de vialidades constantemente. Y en la medida de lo posible, políticas que ofrezcan tarifas preferenciales o incluso gratuidad para quienes más lo necesitan. El transporte público no tiene por qué representar una carga económica insoportable para las familias. La pregunta, como siempre, es si habrá voluntad política para regularlo.
