México, el país del eterno dolor que festeja su grito de independencia
En Iztapalapa no habrá grito de independencia por respeto a las víctimas de la explosión de la pipa. En su lugar habrá una ceremonia cívica y la alcaldesa menciona que de momento se concentrarán en ayudar a las familias afectadas. Y apenas ayer, el gobernador de Sinaloa anunció en sus redes sociales que oficialmente se cancelaba el festejo de El Grito para asegurar el bienestar, la seguridad y los derechos de los sinaloenses.
No mencionó las causas, pero no hace falta: sabemos que la violencia en Sinaloa ya no puede maquillarse con fuegos artificiales. Desde septiembre de 2024, Culiacán vive un estallido de violencia que ha dejado más de 1,800 asesinatos y cientos de desapariciones.
Estos no son los únicos lugares donde se cancelará el festejo de El Grito en México y en esta ocasión, derivado de la explosión de la pipa en el puente de la Concordia en Iztapalapa, que suma al día de hoy 13 personas fallecidas y 40 hospitalizadas, hay personas que en redes pidieron que la presidenta cancelara los festejos.
Algunos lo leerán como un ataque a Sheinbaum, pero más allá de lo electoral, la propuesta no es absurda: ¿Cómo festejar el grito mientras hay familias quemadas, mutiladas, hospitalizadas? Quizá no dimensionamos lo ocurrido con la explosión de la pipa y lo trágico que fue, pero estas imágenes son de por sí impactantes.
La explosión no sólo fue una pequeña sino que tuvo un radio de expansión importante y las quemaduras que sufrieron esas personas que hemos visto en videos, no es una cosa menor. Lo sucedido en el puente de la Concordia o la violencia que enfrenta Sinaloa (y otros estados o comunidades) no es algo que no debiera de importarnos pues somos parte de esa misma sociedad.
La explosión puso sobre la mesa algo que muchos prefieren ignorar: la violencia nunca es pareja. Castiga más fuerte a los mismos de siempre: la clase trabajadora, los que viven lejos, los que trabajan mucho y ganan poco, los que necesitan más tiempo para trasladarse al trabajo o a su escuela. No fue solo una explosión. Son también las inundaciones por lluvias mal gestionadas, los baches eternos, las calles sin pavimentar, la falta de agua potable, los socavones que cada vez son más frecuentes. Es el abandono sistemático de todo lo que no es centro ni un aparador turístico.
La tragedia de hace unos días, que a la distancia de las pantallas no se alcanza a dimensionar, en la realidad es un dolor que se suma a los miles que ocurren a diario en el país pero que por no suceder en CDMX, en ocasiones no reciben ni si quiera cobertura nacional.
El gobierno presente o cualquiera del pasado pueden decir que este tipo de reclamos es para golpearlos políticamente pero lo cierto es que el gobierno de EEUU tuvo una reacción más sensible frente a la muerte de Kirk que el gobierno de México frente a la explosión de la pipa.
Cancelar los festejos por supuesto no arregla nada. Pero el solo hecho de que haya personas que vean la propuesta como algo lógico, habla de algo que está muy roto: un Estado incapaz de mostrar duelo cuando la tragedia no toca a los de arriba. Las víctimas, las familias de las víctimas y las que podrían serlo mañana ,merecen no ser tratadas sólo como un número dentro la estadística.