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No nos vayamos con la finta


Por:Azucena Uresti

Pues seguimos de polémica en polémica. Ahora es respecto a la ley de amparo a la cual se le quieren hacer modificaciones. No es para nada un detalle menor. Es quitarnos una de las principales formas de defendernos contra los abusos del poder.

Y no es solo la polémica que se ha presentado entre la presidenta y sus legisladores respecto a la retroactividad, sino que hay mucho más que debería ponernos en alerta.

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Hoy con un amparo, un juez puede frenar una ley, un megaproyecto o una de autoridad que te cause daño. Con la reforma ya no sería posible si el gobierno dice que es de interés público, por ejemplo, no tendrás manera de defenderte o de cuidar tus propiedades o tus intereses y tus derechos.

Además, los amparos ya no tendrían efectos generales. Es decir, si una comunidad gana, solo beneficia al que presentó la demanda.


El resto tendría que gastar tiempo y dinero en su propio juicio y en su propio amparo, uno por uno. ¿Qué significa? Que si una ley es inconstitucional seguirá aplicándose mientras la corte resuelva, aunque pase un año o más y en ese tiempo el daño ya puede ser irreversible.

En pocas palabras, la reforma no elimina el amparo, pero lo vuelve casi simbólico y eso en un país con tanta impunidad, pues es muy peligroso. ¿Te imaginas quedarte sin una verdadera defensa contra el poder del Estado?

Eso es lo que en el fondo está en juego con la reforma a la ley de amparo. Por ello hay que involucrarnos, discutir y entender cómo nos puede a cada uno de nosotros.

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Ley Amparo