Norma Piña quedó a deber

Pues sí, Norma Piña quedó a deber, no romanticemos. Frente al ataque más persistente de un presidente en la historia reciente, la ministra presidenta de la Corte se escondió en discursos fríos, breves, encriptados, mientras López Obrador la señalaba todos los días.

Norma Piña no supo conectar con la gente, no defendió públicamente a la Corte lo necesario, no defendió al ciudadano, salvo dos excepciones, la ministra Margarita Ríos-Farjat y el ministro Javier Laynez Potisek.

La oportunidad se perdió, la sociedad sigue viendo a la Corte como un ente lejano y elitista, el resultado, un tribunal debilitado y fácil de capturar.

Hoy México está a punto de quedarse sin contrapesos, la nueva Corte podría ser un brazo más del poder político. ¿Y qué pasa cuando los jueces se vuelven obedientes? El ciudadano se queda solo, sin árbitros, sin jueces y sin garantías. Ese es el peligro al que nos enfrentamos.