Un Tribunal de puertas abiertas
Acercar la justicia a la ciudadanía es un compromiso adquirido que debe guiar cada resolución, cada audiencia y cada decisión de quienes tenemos la alta responsabilidad de impartir la función jurisdiccional. Hoy, como Magistrada Presidenta del Tribunal Electoral del Estado de Nuevo León, asumo la tarea de convertir esa cercanía en una práctica constante y verificable.
En los últimos meses, la conversación nacional sobre la reforma judicial ha puesto en el centro del debate algo que la sociedad percibe desde hace tiempo, la distancia entre los órganos de justicia y las personas a quienes deben servir. Entre los muchos comentarios, uno era muy común: la gente quiere personas juzgadoras más humanas y más presentes. Esa demanda ciudadana no debe incomodarnos, debe inspirarnos.
Desde esta encomienda, me propongo encabezar una institución más transparente, más accesible y cercana. Esto significa poner en marcha mecanismos reales para que la sociedad pueda conocer las decisiones que emitimos, entenderlas y sentirse partícipe de ellas. Un Tribunal que hable con claridad, escuche con apertura, que rinda cuentas sin perder su independencia y actúe con rigor jurídico, pero también con sensibilidad ante la realidad social.
La justicia electoral cumple un papel esencial en la democracia, garantizar que la voluntad ciudadana expresada en las urnas se respete y se proteja. Pero esa misión solo puede cumplirse plenamente si quienes integramos los tribunales también fortalecemos la confianza pública en nuestras instituciones. No basta con resolver conforme a derecho; debemos hacerlo con legitimidad social, con perspectiva de género y con plena conciencia de que cada sentencia tiene un impacto en la vida democrática del estado.
Por eso, una de las prioridades de mi gestión será avanzar hacia una justicia donde se escuche y acompañe a los grupos históricamente vulnerables, que elimine barreras y amplíe derechos. En otras palabras, un Tribunal que refleje la pluralidad de la sociedad nuevoleonesa.
En esta labor, reconozco también a todas las personas que forman parte del Tribunal, cuyo trabajo cotidiano da vida a esta institución. Las y los servidores públicos que desde cada área cumplen con dedicación y compromiso son pieza fundamental para que el organismo funcione y cumpla su misión. Yo misma tuve la oportunidad de estar de ese lado, de conocer de cerca el esfuerzo diario que implica cada resolución y cada proceso, y por eso valoro profundamente la entrega con la que desempeñan su labor.
Agradezco profundamente a la magistrada Claudia de la Garza por su liderazgo y su legado institucional, que dejan cimientos sólidos sobre los cuales seguiremos construyendo. Reconozco también la experiencia y el compromiso del magistrado Tomás Alan Mata, con quien comparto la convicción de consolidar un tribunal a la altura de los retos que se nos presenten.
El desafío es grande, pero lo asumo con convicción, acercar la justicia no significa renunciar a la técnica jurídica, sino darle sentido humano. Significa que detrás de cada resolución haya una razón fundada con responsabilidad legal y con empatía. Que cada persona que acuda al Tribunal sienta que fue escuchada, comprendida y tratada con respeto.
Nuestro deber no es solo resolver controversias, es fortalecer la confianza en la democracia, en la legalidad y en las instituciones que nos representan. Ese será el rumbo de esta nueva etapa: un Tribunal de puertas abiertas, de diálogo, de transparencia y de justicia con rostro humano.