Con drones y tecnología UAT, ambientalistas buscarán basura espacial en el Golfo de México
Una nueva misión científica pondrá los ojos —y los drones— en las profundidades del Golfo de México. La organización ambientalista Conibio Global, junto con la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), iniciará una exploración submarina para estudiar el impacto ecológico de un propulsor espacial hundido en territorio marítimo mexicano.
La investigación, que comenzará la próxima semana, busca revelar cómo la naturaleza transforma lo industrial en vida.
¿Qué tecnología se usará para explorar el fondo marino?
El proyecto será liderado por especialistas del Centro de Investigación y Desarrollo en Ingeniería Portuaria, Marítima y Costera (CIDIPORT), quienes emplearán tecnología de punta: drones submarinos (miniROV) y una ecosonda multihaz, capaz de mapear en tres dimensiones la batimetría del fondo marino.
Además, un equipo de buzos certificados documentará con cámaras de videograbación cada hallazgo. “Queremos entender cómo el ecosistema marino está interactuando con este objeto artificial y si ha generado vida a su alrededor”, explicó Jesús Elías Ibarra Rodríguez, representante de Conibio Global.
¿Podría el propulsor convertirse en un nuevo arrecife natural?
Los investigadores no descartan que el propulsor se haya transformado, con el paso del tiempo, en un arrecife artificial, un fenómeno conocido como colonización biológica. Este proceso ocurre cuando corales, esponjas y peces comienzan a habitar estructuras metálicas o de concreto sumergidas, generando nuevos ecosistemas.
“Creemos que podríamos encontrar un arrecife creciendo sobre la estructura del propulsor. Sería una muestra extraordinaria de cómo la naturaleza convierte lo industrial en vida”, señalaron los investigadores en un comunicado. De confirmarse, el hallazgo aportaría evidencia sobre la capacidad de resiliencia del Golfo de México, una región de enorme biodiversidad y relevancia ambiental para el país.
¿Quiénes supervisarán y qué se espera de la misión?
La Profepa, la Conanp y la Semarnat acompañarán la expedición para garantizar el cumplimiento de los protocolos ambientales. Las instituciones evaluarán los impactos del hallazgo y definirán si el propulsor podrá mantenerse en el fondo como refugio marino o si deberá retirarse.
El estudio busca sentar las bases para futuras investigaciones sobre arrecifes artificiales y procesos de sucesión ecológica, así como fortalecer la cooperación entre la comunidad científica y las autoridades ambientales.
Esta misión combina ciencia, innovación y respeto por la naturaleza. Con drones, buzos y tecnología mexicana, el mar del Golfo podría contar pronto una historia inesperada: la de un fragmento del espacio que, bajo el agua, se convirtió en hogar de vida nueva.