Esta carretera te lleva uno de los santuarios religiosos más querido por los tamaulipecos
Cada año, miles de personas viajan por la carretera federal 85, en el tramo Victoria–Monterrey, para cumplir una promesa, hacer una petición o simplemente dar gracias. En lo alto de la sierra, en el municipio de Hidalgo, se encuentra El Chorrito, un santuario mariano que ha sido testigo de la devoción de generaciones enteras en Tamaulipas.
Enclavado en un paraje natural rodeado de montañas y manantiales, este sitio se ha convertido en uno de los puntos más visitados del estado, no solo por su significado espiritual, sino por la belleza del entorno que lo rodea.
La carretera que lo conecta con Ciudad Victoria y con Monterrey se convierte, especialmente en fechas religiosas como el 11 de febrero o Semana Santa, en una auténtica ruta de peregrinación.
¿Qué hace tan especial al santuario de El Chorrito?
Se trata de un sitio dedicado a la Virgen de Guadalupe, cuya historia se remonta a más de 80 años. La fe popular señala que en ese lugar brotó un manantial milagroso, justo donde hoy se levanta el templo.
Desde entonces, las peregrinaciones no han cesado y las historias de agradecimiento llenan los muros del recinto. Muchos creyentes recorren parte del camino a pie como señal de fe y sacrificio.
¿Cómo es el camino hacia El Chorrito por la carretera a Monterrey?
El acceso se realiza por la carretera federal 85 en dirección norte, y aunque el tramo cuenta con señalización, curvas cerradas y ascensos requieren precaución.
Durante las temporadas altas, las autoridades implementan operativos de seguridad, salud y auxilio vial para proteger a los visitantes. Pese a lo sinuoso del trayecto, la recompensa al llegar es una experiencia de paz, recogimiento y encuentro con la naturaleza.
¿Qué otras actividades pueden realizarse en la zona?
Además de visitar el santuario, los visitantes pueden disfrutar del paisaje serrano, degustar antojitos locales y conocer pequeñas comunidades que mantienen vivas las tradiciones de la región. Muchos peregrinos incluso aprovechan para acampar y pasar la noche en familia o con grupos religiosos.
El Chorrito es, sin duda, más que un destino religioso: es un símbolo de identidad tamaulipeca que une fe, historia y paisaje en cada kilómetro del camino.