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Esta Leyenda habla de la niña de la pelota que jugaba en un banco de Reynosa

En la esquina de Hidalgo y Morelos, donde alguna vez operó el Banco Mercantil de Monterrey, aún resuena en susurros una historia que ha puesto los pelos de punta a más de uno. Foto: Pinterest
Por:David Paz

En la esquina de Hidalgo y Morelos, donde alguna vez operó el Banco Mercantil de Monterrey, aún resuena en susurros una historia que ha puesto los pelos de punta a más de uno: la aparición de una niña con trenzas y una pelota.

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Lo que comenzó como una anécdota entre dos exempleadas bancarias, con el tiempo se volvió parte del imaginario popular de Reynosa. Y aunque han pasado décadas, hay quienes aseguran que la presencia de esa pequeña sigue ahí… jugando en silencio.


¿Cómo comenzó la leyenda de la niña de la pelota?

La historia tiene sus raíces en relatos contados por Dolores, una mujer que trabajó en diferentes bancos de Reynosa y que luego fue secretaria de la notaría del cronista César Humberto Isassi. Fue ella quien escuchó por primera vez el testimonio de una compañera suya, empleada del Banco Mercantil en los años 50, quien acostumbraba bajar al sótano del edificio durante su hora de comida.

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Un día, mientras tomaba su almuerzo, escuchó claramente el sonido de una pelota rebotando en el piso. Al girar, vio a una niña de trenzas jugando sola. Al intentar cuestionarla, la pequeña simplemente tomó su pelota, caminó hacia el fondo del sótano… y atravesó una pared. El susto fue tal que la mujer subió de inmediato a contarle a Dolores lo que había visto. Lo que ninguna imaginaba es que años después, la propia Dolores viviría algo similar.


¿Qué ocurrió cuando Dolores vio también a la niña?

Dolores se encontraba años después haciendo fila en el mismo banco, ya convertido en Banorte. Llevaba en brazos varios documentos de la notaría cuando sintió que alguien detrás de ella miraba con insistencia sus papeles. Al ver el reflejo en el cristal de la caja, notó con claridad a una niña con trenzas, curiosa, queriendo asomarse entre los legajos.

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Molesta, se giró de inmediato para reprender a la menor… pero no había nadie. La fila terminaba con ella. Salió apresurada y, aún en shock, llamó a su amiga para contarle. Al describirla con precisión —vestido, peinado y hasta su parecido con Lucerito cuando era niña— su compañera confirmó: era la misma figura que había visto décadas antes en el sótano. La niña de la pelota.


¿Qué se sabe del origen del espíritu y por qué sigue vigente la historia?

Aunque no hay registros oficiales de una tragedia infantil en ese sitio, la zona donde se ubica el banco tiene su propio historial oscuro. A principios del siglo XX, en ese mismo punto funcionó la botica La Unión, donde se atendía a heridos de duelos a tiros y epidemias. Algunos cronistas creen que el dolor acumulado en esas calles quedó impregnado en el lugar.

La leyenda ha sobrevivido gracias a quienes siguen compartiéndola de boca en boca, en especial entre trabajadores del centro histórico y empleados bancarios. La figura de la niña no es descrita como agresiva, sino más bien triste, solitaria… como si estuviera atrapada en el tiempo, con su pelota como único consuelo.

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Historias como la de la niña de la pelota nos recuerdan que hay lugares donde el pasado no se ha ido del todo. Ya sea verdad o fantasía, esta leyenda forma parte de la memoria colectiva de Reynosa, esa que se cuenta en voz baja mientras se mira de reojo, por si acaso… ella sigue ahí.

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