Este es el panteón más grande Tampico y esta divido por religión
Ubicado al norte del centro histórico de Tampico, el Panteón del Cascajal es mucho más que un cementerio: es un espacio cargado de memoria, arquitectura antigua y una peculiar organización que lo distingue de otros camposantos del país.
Desde su creación en el siglo XIX, este panteón se convirtió en un reflejo de la identidad multicultural de la ciudad, una de las más importantes del Golfo de México durante el auge comercial petrolero.
¿Cómo está dividido el panteón Cascajal y por qué?
A diferencia de otros cementerios, el del Cascajal está dividido en secciones específicas para católicos, protestantes, masones y hasta sinagogas pequeñas. Esta segmentación responde a las necesidades de los inmigrantes que llegaron a Tampico durante los siglos XIX y XX, atraídos por el comercio marítimo y la bonanza petrolera.
Cada comunidad —ya sea española, alemana, judía o estadounidense— pidió su espacio para rendir tributo a sus muertos de acuerdo con sus ritos y creencias. Esto convirtió al panteón en una especie de mapa simbólico de la pluralidad religiosa que definió a Tampico desde sus inicios modernos.
¿Quiénes están sepultados en este cementerio histórico?
El Panteón del Cascajal alberga los restos de personajes importantes en la historia de Tampico y de Tamaulipas. Desde alcaldes y empresarios hasta migrantes que llegaron desde Europa o Medio Oriente. También es posible encontrar mausoleos familiares con arquitectura del Porfiriato, esculturas neoclásicas y lápidas en varios idiomas.
Su valor no solo es histórico, sino también artístico y cultural. Algunas tumbas tienen más de 120 años, y hay recorridos guiados que permiten conocer leyendas urbanas, historias de amor, tragedias portuarias y símbolos religiosos.
¿Por qué visitar este espacio histórico de Tampico?
Además de ser el panteón más grande de la ciudad, el Cascajal es una lección viva de historia y tolerancia. Caminar por sus pasillos es encontrarse con el pasado de una ciudad abierta al mundo, que supo convivir con múltiples culturas y religiones.
En fechas especiales, como el Día de Muertos, el lugar cobra vida con altares, flores y visitantes que honran a sus seres queridos, demostrando que la memoria puede ser también un puente entre la diversidad y el respeto.