Foto tomada de Facebook de Mia Fresy
Mia Fresi de una infancia de carencias a líder animalista por el amor que recibió de sus mascotas
En Ciudad Victoria, hay un nombre que se ha convertido en sinónimo de protección animal: Mia Fresi, cuyo nombre legal es Santa Prisiliana Rodríguez Ibáñez.
Su labor incansable en pro de los derechos y el bienestar de las mascotas la ha colocado en la mira pública, sin embargo, su activismo tiene raíces profundas y conmovedoras, reveladas recientemente.
Mia Fresi no es simplemente una activista; es una mujer que fue salvada por los mismos seres que ahora defiende.
Su amor por los animales nació de una necesidad vital: la ausencia de afecto familiar durante su primera infancia y un intento fallido de aborto, contado por su propia madre.
¿Cómo marcó la infancia de Mia Fresi su vínculo con los animales?
Mia Fresi compartió su historia en POSTA Líderes donde explica su compromiso.
Su madre intentó abortarla y, tras su nacimiento prematuro en enero (durante una fuerte helada), la dejó en la cuna sin cuidados esperando su muerte.
La madre relató años después a Mia que fueron los perros de la casa quienes se subieron a su cuna para darle calor y protegerla, impidiendo que muriera de frío.
Mia Fresi entendió, a los 27 años, que los animales ya la habían salvado a ella desde que era un bebé.
Más tarde, ya en su niñez consciente, creció rodeada de más de 100 animales (gallinas, chivos, perros, marranos) en la colonia Pedro Sosa, gracias a que su padre y abuelo venían de rancho y no concebían una vida sin ellos.
Su padre les inculcó respeto: "Su hermano perro, su hermana la gallina".
Mia reconoce que tuvo una niñez difícil, con carencias afectivas y materiales, y que sufrió el abandono de su madre a los tres años. Su padre, a quien amó profundamente, siempre le enseñó la compasión y a luchar contra la injusticia.
¿Cuál fue el momento decisivo que la impulsó al activismo a tiempo completo?
Mia Fresi relata que el giro hacia el activismo total no fue una decisión premeditada, sino una consecuencia de una crisis personal, la infidelidad de su esposo (un dolor magnificado porque fue con alguien muy importante en su vida) la sumió en una profunda depresión.
Ella ya era participante de una asociación animalista, pero no estaba al 100%. Tras la crisis, su esposo permitió que trajera más y más animales a casa, entendiendo que ese cuidado era su terapia para la depresión.
Esto la catapultó al activismo de lleno, pues ya nadie la detuvo en su labor.
¿Cuál es la postura de Mia Fresi sobre la responsabilidad humana en el maltrato animal?
Mia Fresi es enfática al señalar que la culpa del maltrato y del abandono nunca es del animal, sino del humano, rechaza la noción de que los perros pidieron nacer en la calle o que las hembras tienen la culpa de la sobrepoblación.
"La perra está actuando por instinto... la perra no es mía, es de la calle. Los perros son hijos de tu perro y son responsabilidad también tuya," afirma. La solución, insiste, es la esterilización, pues el macho que anda en celo es el que deja descendencia y luego crea el problema de las jaurías.
¿Cómo ha capitalizado su reconocimiento público en beneficio de su causa?
Mia Fresi ha sabido transformar su visibilidad en acción política concreta, reconoce que, aunque muchos políticos la buscan para tomarse la foto (viéndola como un "imán de votos"), ella ha utilizado ese interés para negociar apoyo real para su causa.
Su gestión logró que la nombraran Presidenta del Consejo Municipal de Protección Animal. Desde ese puesto, ha impulsado resultados tangibles: se creó un Departamento de Maltrato Animal, se incorporaron nuevos inspectores y se han logrado realizar cateos para rescatar animales, utilizando la ley y el reglamento como su principal herramienta.
Un Ejemplo de Perdón y Colaboración Familiar
A pesar de la infidelidad que marcó su vida, Mia Fresi y su esposo mantienen un vínculo inquebrantable como padres, decidieron no divorciarse y forman un equipo para criar a sus hijos y nietos.
"No es una mala persona, es un ser humano como todos que cometen errores y de los errores se aprende", sostiene. Juntos han envejecido y comparten la vida rodeados de los animales que han sido el motor de su redención y el foco de su misión vital.