Las albarradas de Yucatán y la razón de que sean tan resistentes
Sin necesidad de cemento o cualquier otra mezcla que las mantenga unidas, las albarradas, muros hechos de piedra seca, que son muy populares en Yucatán, pueden resistir de pie por muchos años, incluso ante el embate de fuertes tormentas y huracanes.
La construcción de estas estructuras es un arte y su presencia es símbolo de la identidad de los yucatecos, así como una muestra viva del ingenio maya que ha perdurado por siglos; es posible verlas en los pueblitos donde se integran de forma natural al paisaje.
¿Por qué son tan resistentes las albarradas?
¿Cómo una estructura tan sencilla a simple vista pueda ser tan duradera y resistente? La respuesta está en la técnica usada para la colocación de las piedras, puestas de manera estratégica para permitir que la albarrada pueda "respirar".
Esto permite que lo que se percibe como un muro frágil, se acomode con los movimientos del suelo, pueda soportar las lluvias intensas, el calor extremo y hasta el paso de animales como las serpientes, zarigüeyas, gatos, perros y hasta toloks.
Los expertos en levantar albarradas conoce la mejor manera de seleccionar las piedras, cómo inclinarlas ligeramente hacia el interior y cómo reforzar las bases, lo que forma parte del secreto de su larga vida útil, pese a parecer tan endeble.
¿Para qué sirven las albarradas?
Para los que vienen de otras partes de México, ver albarradas en el camino es una señal de que están llegando a Yucatán, pues ya son parte de la cultura peninsular, pues en muchas comunidades sigue usándose para rodear casas y marcar los límites del terreno.
Es mucho más que un muro, una albarrada es un testimonio de un modo de vida que sabe adaptarse al entorno sin dañarlo, aprovechando los recursos del territorio con respeto y sabiduría; aunque muchas han sido derribadas por construcciones modernas.
¿Continúa la tradición de levantar albarradas en Yucatán?
Como muchos otros oficios en Yucatán, el arte de saber levantar una albarrada se ha ido perdiendo, pues ya son pocos los que conocen los secretos, que se han ido transmitiendo de generación en generación, de los abuelos a los nietos, de manera oral.
En algunos poblados yucatecos todavía es común ver a las personas mayores levantando una albarrada, para proteger su milpa o separar caminos, sin necesidad de cemento ni maquinaria, solo siguiendo los métodos heredados por sus antepasados y su experiencia de vida.