Vasija efigie de Itzamnaaj sobre tortuga, una joya del Museo Palacio Cantón en Yucatán
En el Paseo de Montejo de Mérida se encuentra el Palacio Cantón, que alberga el Museo Regional de Antropología de Yucatán, que a su vez resguarda la vasija efigie de Itzamnaaj sobre una tortuga, pieza excepcional descubierta en la región de Mayapán.
Se trata de una cerámica modelada y pintada del periodo Postclásico tardío (1200-1550) que abre una ventana a los símbolos religiosos y la cosmología del mundo maya, pues no solo destaca por su manufactura y antigüedad, sino por su profundo significado.
¿Quién era Itzamnaaj en la cosmovisión maya?
Los mayas creían que Itzamnaaj era el gran creador y sostén del universo, deidad cuatripartita, patrono de los escribas y asociado a funciones esenciales para la vida y la muerte. Uno de los barrios de Mérida era un antiguo lugar de adoración de este dios maya.
Aunque se le consideraba el dios principal, también se le conocía por distintos nombres debido a sus múltiples manifestaciones, como ave celestial (Itzam Ye) o cocodrilo terrestre (Itzam Kab Ayin).
Su imagen podía incorporar también atributos de venado, serpiente, pez o jaguar, reforzando sus vínculos con el agua, el fuego, el rocío y el hálito vital.
Palacio Cantón en Mérida Foto: Yucatán Turismo
¿Cómo se identificaba a Itzamnaaj en la escritura jeroglífica?
En la escritura jeroglífica maya, el nombre de Itzamnaaj se compone de dos elementos: uno con forma de escudo o espejo y el rostro de la deidad. Este conjunto se utilizaba para identificar sus representaciones en códices y estelas.
Además, era usado para integrar el nombre de ciertos gobernantes mayas, quienes lo adoptaban para legitimar su linaje o función divina.
¿Por qué es importante la vasija efigie hallada en Mayapán?
La vasija efigie de Itzamnaaj hallada en Mayapán no solo sobresale por su estética, sino porque encapsula la visión maya sobre el origen y el orden del universo, pues al ser representado como un anciano creador, se complementa con la tortuga, animal asociado al nacimiento del mundo y a la estabilidad del cosmos.
Esto coincide con la idea de que el dios residía en el plano celeste, desde donde dictaba los designios del universo mientras se asentaba sobre una banda astronómica, símbolo de los cuerpos celestes y los planetas.
Zona arqueológica de Mayapán Foto: Yucatán Turismo
Con esta pieza, el Museo Palacio Cantón preserva y comparte un fragmento esencial de la mitología y el arte maya, permitiendo comprender mejor la riqueza simbólica y espiritual que caracterizó a esta gran civilización.
