¿Qué nos hace realmente felices? Regiomontanos comparten sus respuestas en un paseo por el Parque Fundidora
En un recorrido entre familias y visitantes, regiomontanos compartieron cómo viven la felicidad en espacios como el Parque Fundidora.
Durante un recorrido por el icónico Parque Fundidora, en Monterrey, regiomontanos y turistas compartieron un pedacito de su corazón al responder una sencilla pero profunda pregunta: ¿Qué los hace felices?
Entre paseos familiares, helados bajo el sol y risas que se confundían con el eco del parque, las respuestas coincidieron en un punto esencial: la felicidad se encuentra en las cosas simples, en la compañía de quienes amamos y en los momentos que se atesoran sin planearlos.
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¿La felicidad se encuentra en la convivencia y los momentos compartidos?
Para Naomi, una próxima quinceañera que, la felicidad tiene nombre y fecha: su fiesta de cumpleaños.
“Que ya se acerca mi fiesta y voy a poder convivir con todos mis seres queridos. Ya desde hace tres años la espero, desde que era una bebé”, dijo con una sonrisa que refleja la emoción pura.
Su respuesta resume una idea universal: compartir con quienes queremos es, desde los primeros años de vida, una fuente profunda de alegría.
Carlos, otro de los entrevistados, coincidió en que el contacto con lo esencial es clave. “La verdad, disfrutar mucho de la naturaleza me hace feliz. Convivir con mi familia y disfrutar de cada día. Me gusta la naturaleza porque me recuerda que estamos vivos, que venimos de ella”, expresó.
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¿La familia sigue siendo el motor de la felicidad?
Dora Rentería, abuela orgullosa y madre amorosa, no dudó al responder: “Pues es mi familia, mis hijos, el que estén bien, el yo estar bien, estar saludable. Eso es lo más hermoso”.
Para Dora, el vínculo familiar trasciende generaciones. Entre risas, compartió una anécdota tierna: “Mis nietos me dicen ‘mi mamá’, porque así los acostumbró mi hija. No me dicen abuela, me dicen mi mamá. Y eso me llena el corazón”.
De igual forma, Juan Manuel habló de cómo su familia se ha convertido en el centro de su felicidad, especialmente a través de una actividad compartida: los conciertos.
Desde hace dos o tres años vamos casi todos juntos. Es algo muy padre porque se juntan varias generaciones con la música. Te pone la piel chinita ver a la mamá, a las hermanas, a todos disfrutando juntos.
Juan Manuel Rentería -
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¿Los viajes y las nuevas experiencias nos hacen más felices?
A mí me hacen feliz muchas cosas, pero por ejemplo, viajar con mi familia como en este momento no tiene precio. Son recuerdos que uno va creando, y eso es lo que se queda. Nos estamos moviendo en metro o autobús, y es la primera vez que me subo a uno. Es una nueva experiencia.
Emiliano - Turista
¿La felicidad también está en lo cotidiano?
Para Erick, la felicidad no necesita grandes planes ni destinos exóticos. “Cositas pequeñas como echarte una cervecita, venir al Fundidora sin planearlo o simplemente estar tranquilo. A veces estar tranquilo también es estar a todo dar”, compartió entre risas.
El joven relató además una anécdota curiosa de un viaje reciente a la Ciudad de México:
Fui a un festival con una amiga y nos perdimos exactamente en el mismo lugar donde hace un año ya nos habíamos perdido. Fue una tontería, pero nos dio mucha risa. Esas cosas te hacen feliz sin que te des cuenta.
Erick -
¿La espiritualidad y los valores influyen en la felicidad?
Armando y Fátima, una pareja joven, dejaron un mensaje breve pero significativo: “Que siempre recuerden de dónde vienen, sus valores, y que se encomienden mucho a Dios, que es lo número uno.”
Su respuesta recuerda que, para muchos, la felicidad también se construye desde la fe, la gratitud y los valores con los que crecemos.
¿La felicidad está en los grandes logros o en los pequeños instantes?
Las respuestas recolectadas en el Parque Fundidora demuestran que la felicidad no tiene una sola definición.
Al final, esta actividad deja una gran lección: la felicidad se encuentra donde uno elige verla. En las risas de los nietos, en un paseo sin rumbo o en la tranquilidad de un atardecer regiomontano, la alegría se hace presente.
Porque la felicidad no está en las cosas, sino en las personas y en los momentos que nos recuerdan lo afortunados que somos de vivirlos.











