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JORGE A. PÉREZ

Optimus

Por: JORGE A. PÉREZ

Publicado el

Razonando el voto

El miedo se siembra por costumbre, todos los poderosos lo hacen, sus traumas personales los llevan al ejercicio del poder por el temor que tienen de perderlo

El miedo se siembra por costumbre, todos los poderosos lo hacen, sus traumas personales los llevan al ejercicio del poder por el temor que tienen de perderlo, esto es normal en general, no importa a que se dediquen, en donde militen, o que religión profesen.

El bien y el mal están arraigados por igual en la mentalidad del ser humano, depende de la educación si se opta por uno u otro sentido, pero en el poder radica la tendencia a hacer daño.

El mejor ejemplo a nivel nacional lo dieron un “periodista de guerra” y un poderoso señor que confía plenamente en el “orgullo de su nepotismo”, vieja historia en la política que permanece arraigada en la toma de decisiones.

Y el poder lo tienen solo algunos, entender los límites de la ética es difícil en estos tiempos, hace mucho que en la educación del país despareció como materia de estudios la axiología, por ello la ética se hizo añicos y desde cualquier trinchera, con el mínimo de poder se pueden mover conciencias.

El fanatismo es otro problema, pero ese aparece por todos lados, en donde es más frecuente es en los deportes, así que para entenderlo no se requiere de mucho tiempo de análisis.

Los recursos para crear un ambiente de terror son bastos ya que quienes ejercen el poder pueden destinar a criterio los mismos, para simular acciones contundentes, que dejen en el colectivo un mensaje diferente.

Tanto poder ejercen los medios de comunicación como quienes detentan el ejercicio de gobierno, esto que resulta lógico, en ocasiones no se interpreta con la debida profundidad, la proliferación de defensores anónimos de uno u otro lado, no puede obedecer más que a una estrategia, nunca a una generación espontánea.

La polarización se ha dado, está vigente, pero lo interesante es saber quién está interesado en generar ese clima de miedo, de sospecha permanente, que hace patente en las redes sociales la agresividad en el lenguaje, que libera la respuesta inmediata y que no conduce al debate, sino a la descalificación absoluta, sin el análisis previo para poder evitar caer en el descrédito.

Porque parece ser que la intención es cosechar terror, sin que nadie see ponga a pensar en las consecuencias que esta práctica tendrá.

Hoy toda la sociedad se siente espiada, la mínima participación en redes sociales genera un cúmulo de  mensajes que llegan por diferentes vías con la intención clara de modificar el pensamiento, de mover el sentimiento y de llevar agua a no sé qué molino.

La participación en las redes sociales nos lleva a mucha algarabía por un lado pero también  mucho desinterés por otro, la lucha por el poder se centra en ellas, interpretarlo depende de cada quien.

Utilizar el denuesto atrae la atención, pero después debería de haber una propuesta seria y responsable para resolver eso que tanto irrita, no hacerlo así, lo único que revela es que no se tiene voluntad real para señalar, con conocimiento de causa, cualquier inconveniente de la sociedad.

Quienes le apuestan al denuesto y la descalificación, deberían tener a la mano, una serie de opciones de resolución, porque el sufrimiento ajeno si no se siente en verdad, suena hueco.

Es periodo de elecciones aunque haya veda electoral, el acoso ha superado la amenaza directa para enfocarse en la sensación de miedo, por el ello el robo de identidad que curiosamente se centra en los miembros de grupos específicos de WhatsApp, lleva la intención clara y política de sentirse espiados, si no los pueden convencer será mejor callarlos, seguramente piensan.

La manipulación de la sociedad es hoy el centro de acción de la política, esto significa que  no hay estructura que garantice el triunfo, cuando se convence se vence.

El convencimiento ya no radica en una despensa o una torta, este es el resultado de un  proceso de análisis serio de acciones que aunque no sean éticas son eficientes, en este ejercicio el individuo escucha, ve y lee lo que le dicen, después asimila y compara no solo palabras, también actitudes.

Ojalá que en estos momentos de incertidumbre, de siembra de miedo con la intención de cosechar terror, estemos todos, RAZONANDO EL VOTO.

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Jorge Alberto Pérez González

 

www.optimusinformativo.com                           

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