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CLARA VILLARREAL

¿Imagen o Percepción?

Por: CLARA VILLARREAL

Publicado el

¿Te gana el orgullo?

La humildad es un ingrediente clave para crear vi´nculos cercanos.

Cuando se trata de sentimentalismos, de los primeros que nos acordamos son de los nuestros, especialmente si alguien nos hizo algu´n dan~o. Por el contrario, no es tan fa´cil tener en mente cuando fuimos nosotros mismos quienes lastimamos a alguien. Me pueden decir, “Oye, Clara, pero yo no ando por la vida viendo a quie´n voy a hacer llorar”. Y ese es el punto, algunas veces lastimamos a quienes más queremos sin ni siquiera darnos cuenta.

Esto sucede con ma´s frecuencia en la familia, las personas con las que vivimos o a quienes vemos todos los di´as, porque la convivencia diaria nos dota de un exceso de confianza, un “no pasa nada”... “Ay... equis”. Pero es importante tener presente que todos tienen derecho a sentir y la manera en que sienten, muchas veces, puede ser distinta a la nuestra.

En el mejor de los casos, la gente expresara´ su herida. Habra´ una comunicacio´n que nos diga a trave´s de la palabra, los gestos o las acciones que lo hemos lastimado. Y como bien sabemos a la hora de comunicarnos, no solo importa el que´ decimos, co´mo lo decimos y cua´ndo lo decimos.

Por ejemplo, una respuesta corta y directa puede ser la manera ma´s pra´ctica de abordar un asunto, pero para nuestro hermano que ese di´a andaba medio triste, porque le fue mal en el trabajo, aquello fue un latigazo que termino´ la conversacio´n. Luego lo vemos evita´ndonos o echando humo del coraje y no sabemos en que´ momento sucedio´ todo. Hasta que lo suelta y te dice: Es que me contestaste mal. (Y nosotros no esta´bamos ni enterados...).

Las relaciones familiares, de pareja y de amistad existen para nutrirnos el alma, y estamos los unos y los otros para vivir en armoni´a. De eso se trata. Por ello, cuando surge algu´n problema es importante atenderlo. En circunstancias como la anterior en la que resulta que ocasionamos un malestar sin darnos cuenta, antes del orgullo de decir “ay, asi´ contesto yo” o de hacernos locos y pensar “al rato se le pasa”, lo ma´s empa´tico es pedir una disculpa. Si´, como lo oyen, aunque no tengamos la culpa, aunque no sepamos muy bien co´mo la regamos, es importante reconocer los sentimientos del otro. Y tan fa´cil como decir “oye, lo siento, no fue mi intencio´n hacerte sentir mal...” con eso, damos valor a lo que el otro siente, le damos su lugar, reconocemos que es importante para nosotros y, a partir de ahi´, la relacio´n puede seguir creciendo. Se necesita mucho valor, pero estoy segura de que vale la pena.

Y tu´, ¿puedes reconocer que los dema´s sientan distinto a ti o te gana el orgullo?

Twitter: @claravillarreal 

contacto@claravillarreal.com 

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