Foto: HRG BCS WildPhotography / Facebook
10 apodos choyeros que solo entenderás si eres de Baja California Sur
En Baja California Sur, nadie se libra de tener un apodo. Desde los clásicos “cara’e cochi” hasta los más ocurrentes como “jeta de pargo mal anzueleado” o “cabeza de tapón de tropicana”, los sobrenombres son parte viva de la identidad choyera, tan auténtica como las expresiones locales que solo los choyeros entienden.
Más que burla, esta costumbre representa una forma de reconocer, recordar y convivir dentro de la comunidad.
Según registros lingüísticos del INAH y estudios socioculturales sobre el uso de apodos, esta práctica viene desde tiempos antiguos y servía para diferenciar a las personas cuando los pueblos eran pequeños y todos compartían nombres similares.
Así, en vez de “Juan Pérez”, bastaba con decir “Juan el Flaco” o “Juan cara’e gallo”. El apodo no solo identificaba, sino que contaba una historia.
10 apodos choyeros que solo entenderás si eres de Baja California Sur
Los choyeros no se limitan a los clásicos “Flaco” o “Chino”. Aquí la imaginación va más lejos, estos son algunos de los apodos más populares que circulan entre las calles, barrios y escuelas de Baja California Sur desde hace generaciones:
- Cara’e cochi
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Nariz de gancho pitayero
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Jeta de pargo mal anzueleado
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Cabeza de tapón de Tropicana
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Nalgas de paletero en bajada
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Ojos de avioneta fumigadora
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Patas de jamoncillo
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Lengua’e vaca
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Nariz de talón de gato
- Cara’e gallo asoleado
Cada uno resume una historia, una broma local o una observación que solo un choyero puede entender y contar riéndose.
¿De dónde viene la costumbre de poner apodos?
El origen de los apodos se remonta a la Roma antigua, donde el agnomen (un cuarto nombre) destacaba una hazaña o rasgo distintivo, como en Escipión el Africano.
Con el tiempo, esta costumbre se transformó en una práctica popular en América Latina, donde el humor, la ironía y el cariño se mezclaron para crear sobrenombres únicos.
En Baja California Sur, los choyeros convirtieron la observación cotidiana en arte verbal: “nariz de gancho pitayero”, “nalgas de paletero en bajada” u “ojitos de piquete de hormiga” son ejemplos del humor local, tan exagerado como entrañable.
¿Por qué los apodos no siempre son ofensivos?
Aunque algunos suenan duros, en el habla choyera los apodos son símbolos de confianza.
Como explica Serapio Martínez Hernández en su tesis Un acercamiento al estudio semántico de los apodos.
“el apodo es, a su vez, una marca de pertenencia a un grupo social o a un entorno familiar. Todas las personas se encuentran, por lo menos, dentro de un entorno familiar, en el que, por distintas razones, afectivas, por ejemplo, se le denomina con otra forma distinta al nombre propio y éste puede ser un apodo”.
Serapio Martínez Hernández -
En otras palabras: si alguien tiene apodo, es porque forma parte de un grupo.
Entre amigos y vecinos, decirle a alguien “nariz de gancho pitayero” o “patas de jamoncillo” puede ser más un gesto de cariño que de burla. El tono, la confianza y el contexto definen si el apodo se toma con humor o se convierte en ofensa.
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¿Qué representan los apodos en la identidad sudcaliforniana?
Los apodos son parte del ADN cultural de Baja California Sur. Más que simples burlas, son una forma de expresión lingüística, creatividad y humor popular. Revelan cómo se ven y cómo se ríen los sudcalifornianos de sí mismos.
Entre la picardía y la ternura, los apodos choyeros siguen siendo un reflejo de la calidez y el ingenio de la gente de esta tierra.
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