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La historia desconocida de las esculturas más famosas del malecón de La Paz
El malecón de La Paz es el corazón de la capital sudcaliforniana. Sus casi cinco kilómetros de andador se convierten en un escenario vivo donde el mar, el arte y la identidad paceña dialogan cada día.
Entre atardeceres pintados de naranja y rosa, sus esculturas se alzan como protagonistas de postales que viajeros y locales atesoran en la memoria.
Cada pieza no solo embellece el paisaje, sino que guarda un simbolismo que conecta con la historia, la cultura y la relación profunda que Baja California Sur mantiene con el mar.
Las esculturas que hacen único al malecón de La Paz
Una de las más reconocidas es “La Perla”, del artista Octavio González, colocada en 2014. Inspirada en la leyenda del “Mechudo y la perla del diablo”, esta escultura simboliza el verdadero tesoro de La Paz.
La concha sostiene una perla hecha de un material brillante que refleja la ciudad misma, recordando que más allá de las riquezas marinas, el auténtico tesoro es La Paz y su gente
En el mismo paseo destaca la “Ballena Jorobada” (2005), también de González. Este mamífero marino, que cada invierno arriba a las aguas sudcalifornianas, es emblema del estado, su arribo convierte a Baja California Sur en uno de los santuarios más importantes del mundo para el avistamiento y conservación de ballenas.
Otra pieza icónica es “El Viejo y el Mar” (2004), de Guillermo Gómez, que rinde homenaje a los hombres del mar y evoca la reflexión sobre la vida, la infancia y los sueños.
El arte también se mezcla con la fantasía en “Paraíso del Mar” (2007), de Octavio González, una visión poética sobre la majestuosidad del Mar de Cortés, bautizado por Jacques-Yves Cousteau como “el acuario del mundo”.
Historias y leyendas detrás de cada obra frente al mar
La obra “Sirena con delfines” (2007), de José Kuri Breña, inspira ternura y magia al evocar el cuento de La sirenita de Hans Christian Andersen, mientras que “La Barca de Oro” (2009), de Francisco Gómez, simboliza la despedida, inspirada en la melodía mexicana que lleva el mismo nombre.
Entre los locales, sin embargo, se le conoce cariñosamente como “El Dorito”, por su forma triangular.
En homenaje a la tradición pesquera, Octavio González creó en 2008 “Lanzando la atarraya”, que recuerda los métodos tradicionales de pesca en la península.
“La Reina de los Mares” (2002), de Rocío Sánchez, representa a una mujer con una gema incrustada en la frente que simboliza la sabiduría; o el “Jesús del Caracol” (1998), de María Eugenia Sánchez Cuevas, que antes estuvo sumergido en la bahía de Balandra y cuya hermana gemela descansa en la Isla del Cocos, Costa Rica.
Los símbolos marinos que representan a Baja California Sur
El malecón también rinde tributo a los habitantes del océano que rodea la península. Ahí están la “Mantarraya” (2007), de Salvador Rocha; las “Vaquitas Marinas” (2004), en honor a la especie más amenazada del planeta; el “Tiburón Ballena” (2019), conocido como el gigante amistoso que habita las aguas de La Paz; y los “Tiburones Martillo” (2012), que reflejan la abundancia y diversidad de la fauna marina sudcaliforniana.
En 2012, Rocha también instaló la escultura de Jacques-Yves Cousteau, el investigador francés que bautizó al Mar de Cortés como “el acuario del mundo” y que dedicó gran parte de su vida a explorar y difundir sus maravillas.
Obras como “La Paloma” (2003), de Juan Soriano; o “Mujer en nautilus” (2007), de José Kuri Breña, completan este recorrido artístico que conjuga identidad, memoria y naturaleza.
Quien recorra este museo al aire libre no solo se llevará una fotografía, sino un pedazo de la esencia paceña, donde arte y mar se encuentran cada día bajo la luz dorada del sol.