“Esto nunca va a terminar”: la cultura de los arrancones ilegales en la CDMX
Es jueves por la noche y en Plaza Oriente, Iztapalapa, empiezan a escucharse los motores. Decenas de autos se alinean, otros exhiben sus luces LED, se vende alcohol y suena música urbana a todo volumen.
Son los integrantes de High Performance, un club de automovilismo que organiza rodadas, convivencias y arrancones cada semana en distintos puntos de la CDMX.
Después del punto de reunión, cenan todos juntos y luego arrancan rumbo al sur, a una zona residencial donde se realizan las carreras. Los organizadores cobran 100 pesos por auto, y en cuestión de minutos llegan cientos de vehículos deportivos.
No hay línea de salida ni meta: el primero que le baja a la velocidad pierde.
Aunque los arrancones están prohibidos, las noches capitalinas se llenan del rugido de los motores. Y no solo son carreras: hay música, venta de alcohol y un ambiente de fiesta que dura incluso hasta el amanecer.
Arrancones en CDMX: entre la familia y el peligro
Para Fozcko, un adulto joven que confiesa que desde muy chico fue amante de los automóviles, los arrancones no son solo una carrera.
Para mí esto es una familia. Vienes a desestresarte, ves lo que te gusta los carros y convives con tus amigos. Es una forma de salir de la rutina.
Fozcko - Amante de los automóviles
Contrario a lo que se cree, por la velocidad, clandestinidad y alcohol, el organizador asegura que incluso acuden familias completas:
"vienen con sus hijos, sus esposas… aunque la gente lo vea peligroso, es un ambiente familiar"
Sin embargo, los vecinos de las zonas donde ocurren no lo viven igual. Se quejan del ruido, las calles bloqueadas y el riesgo de accidentes.
En los últimos años, la lista de víctimas ha crecido: en 2009, seis jóvenes murieron en un arrancón en el sur de CDMX, en 2020, un ciclista fue atropellado en un evento similar, en 2024, dos mujeres perdieron la vida en Chalco durante una carrera clandestina.
Pese a eso y ante la pregunta de qué le diría a las y los vecinos que se quejan, Fozcko es claro:
Podemos ofrecer disculpas, pero nunca vamos a dejar de hacer arrancones. Esto es un estilo de vida. Cada vez el movimiento está más fuerte.
Fozcko -
Los arrancones no son un mundo solo de hombres
En medio de esa cultura de velocidad y riesgo, las mujeres también se hacen presentes. Gemma, de 22 años, forma parte del club High Performance y participa activamente en los eventos.
A mí siempre me han gustado los carros. Desde niña iba con mis papás a eventos y ahora pertenezco al club. Aprendí a manejar a los 14 años
Fozcko -
Rompiendo el estereotipo, asegura que las mujeres tienen cada vez más espacio en los arrancones:
mucha gente piensa que esto es solo para hombres, pero no. En el club somos bastantes mujeres y no hay machismo
Fozcko -
La mayoría de personas que asisten a este tipo de eventos coinciden en que lo que más les llama a participar es la sensación al correr en las calles. Gemma nos comparte que la primera vez que corrió sintió miedo, pero también algo más: “Sí, me dio miedo, pero también adrenalina. Esa sensación me encanta.”
¿Pasión o peligro?
A pesar de las quejas, los operativos y las tragedias, los arrancones ilegales siguen creciendo en la capital.
Gemma admite que entiende las críticas, pero defiende la práctica:
estaría muy padre que hubiera algo legal, porque somos muchas personas a las que nos gusta esto. Les diría a quienes se quejan que no les afectamos, porque todo se hace con precaución
Gemma -
Dice que en su club los organizadores promueven no mezclar el alcohol con el volante: “Nos inculcan manejar con precaución. Los accidentes pasan por gente imprudente.”
La realidad, sin embargo, muestra otra cara porque en estos eventos sí hay venta y consumo de alcohol, algo que eleva los riesgos de correr en plena vía pública.
Mientras que para algunos los arrancones en CDMX son ruido, contaminación y peligro, para otros es pasión y cultura urbana. Fozcko lo resume así: esto es un estilo de vida.
Esto es un estilo de vida. A mí me preocupa más perder una carrera que la ley me apañe o me agarre como dicen aquí
Fozcko -