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Las mujeres de Tlatelolco: estudiantes que desafiaron al autoritarismo en 1968
El Movimiento Estudiantil de 1968 en la Ciudad de México ha sido contado casi siempre desde la voz de los estudiantes y líderes hombres.
Sin embargo, las mujeres tuvieron un papel fundamental: sostuvieron brigadas, enfrentaron la represión y rompieron los roles de género de su tiempo. Su participación fue decisiva, aunque muchas veces invisibilizada, incluso tras la matanza del 2 de octubre.
La doble lucha de las estudiantes del 68
En los años sesenta, pocas mujeres podían acceder a la universidad. Las familias no invertían en sus estudios porque el plan de vida para ellas era casarse y quedarse en casa.
A las pocas mujeres que tenían acceso a la educación, sus familias las presionaban para estudiar carreras “adecuadas” como ser maestras o secretarias. La política, las protestas y los liderazgos eran vistos como espacios masculinos.
“Vivíamos en un país autoritario, nos decían: las mujeres se van a casar, no vamos a pagar los estudios. Imaginate, había 157 mil estudiantes en la universidad en el 67, de ahí 125 mil eran hombres y 25 mil mujeres”, relata en el reportaje Las mujeres del 68, Adriana Corona, quien tenía 18 años en 1968 y estudiaba en la preparatoria número 6 nocturna.
Muchas de las estudiantes tuvieron que ingeniárselas para formar parte de la organización estudiantil. Varias jóvenes tenían que disfrazarse “como si fueran a una fiesta” para salir de casa y asistir a asambleas, cuenta Corona.
Las brigadas de las mujeres como columna vertebral
Pese a que una de las labores de las mujeres fue el cuidado de los estudiantes, hacer café y alimentos para que pudieran continuar en la organización, no se quedaron ahí. Lejos de roles domésticos, muchas mujeres tomaron la voz en público y organizaron brigadas.
Te vas a encontrar con mujeres que rompen los roles, que quieren ser para sí mismas, y participan de lleno en el movimiento. Había mujeres de mi preparatoria que no habían hablado nunca, de 16 a 18 años, y se subían a los peseros con la Constitución para hablar de lo que estaba pasando”
Adriana Corona - integrante del Consejo Nacional de Huelga
El trabajo de estas mujeres fue decisivo, eran ellas quienes visitaban los mercados, las plazas públicas, pasaban de voz en voz lo que estaba sucediendo: “Las brigadas eran la columna vertebral a través de la que se organizó el movimiento porque había que romper el cerco informativo. La prensa decía lo que el gobierno le ordenaba… Ellas salieron a dar volantes, pintar camiones, servían de informantes en toda la ciudad”, cuenta Adriana.
Valentía de las mujeres del 68 frente a la represión
Pese a que esto no se contó en los relatos oficiales, la represión no distinguió géneros.
Por ejemplo cuando el ejército atacó el Casco de Santo Tomás, los estudiantes les dijeron a las mujeres: “váyanse porque aquí va a ser a sangre y fuego. Y las muchachas dijeron: nos quedamos porque es nuestra escuela y la vamos a defender. Ahí hubo heridos, muertos y el ejército tomó el Casco”, relata Adriana.
La persecución alcanzó a todos. “A muchas mujeres y hombres del Consejo ya éramos perseguidos”, recuerda la también sobreviviente, Marcia Gutierrez, quien fue vocera en la facultad de Odontología, de la UNAM.
Perseguidos por igual, hombres y mujeres del Consejo Nacional de Huelga vivieron el hostigamiento del régimen. Muchas mujeres dejaron de dormir en sus casas por miedo ya que los mensajes revictimizantes del Estado eran claros: si formabas parte del movimiento algo muy malo te pasaría y sería sólo tu culpa.
De acuerdo con testimonios de las mujeres estudiantes y sobrevivientes de la masacre cometida el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de Tlatelolco, como el de Ana Ignacia "La Nacha" Rodríguez Márquez, participante del movimiento estudiantil, existieron presas políticas que fueron privadas de su libertad, abusadas y torturadas y que nadie nombró.
La privación de la libertad, la tortura y las agresiones sexuales por parte del ejército o granaderos eran amenazas constantes para las mujeres estudiantes del 68.
Hasta hoy, se desconoce qué paso con muchas de ellas y la herida sigue abierta: “El 68 no se cerró, no hay justicia y a la fecha no sabemos cuántas mujeres y hombres estudiantes fueron asesinados y desaparecidos, no hay culpables”, señala Marcia Gutierrez.
Las mujeres del 68 antecedieron las luchas actuales de estudiantes
El papel de las mujeres en el 68 fue fundamental: sin ellas, el movimiento no habría resistido, tanto por los cuidados como por sus brigadas, filtraciones y defensa. Recordarlas es justicia histórica y memoria viva en la Ciudad de México.
De acuerdo con el artículo México 68: hacia una definición del espacio del movimiento, La masculinidad heroica en la cárcel y las mujeres en las calles: "Para que los hombres pudieran erigirse como líderes y voceros del movimiento se requería que la militancia de las mujeres se viera como pasiva, una maniobra que acabó por borrar su participación y hacer invisibles sus tareas".
Sin embargo, a 57 años del 2 de octubre del 68, hablar de su lucha, sus confrontaciones y su organización es mostrar que su legado es resistencia viva para millones de mujeres estudiantes que vinieron detrás de ellas.