Corredor Biocultural Frontera Norte: esto implica la integración de Coahuila al proyecto ambiental
Coahuila forma parte ya del Corredor Biocultural Frontera Norte, una propuesta en desarrollo que busca unir esfuerzos en conservación ambiental, identidad cultural y crecimiento económico en los estados fronterizos del país.
La iniciativa, que abarca desde Sonora hasta Tamaulipas, fue presentada durante un foro sobre turismo responsable celebrado en Chihuahua, donde se expusieron los primeros lineamientos del plan.
Este corredor, también conocido como Corredor Oso Jaguar, surge del trabajo conjunto entre gobiernos estatales, la Conanp, el sector privado y la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ), con el propósito de impulsar estrategias que equilibren la preservación ecológica y el turismo sustentable.
¿De qué trata el proyecto y por qué el oso y el jaguar son especies clave?
El corredor toma como emblemas al oso negro y al jaguar, este último considerado fundamental para la conectividad ecológica del país.
El jaguar mantiene una ruta biológica que atraviesa Tamaulipas, cruza la Sierra Madre Occidental y continúa hacia el sur, por lo que su protección asegura la continuidad de ecosistemas completos.
Desde esta perspectiva, el plan pretende fortalecer áreas naturales estatales y federales a lo largo de la frontera norte, integrando acciones de conservación con actividades culturales y turísticas que generen beneficios económicos sin comprometer el equilibrio ambiental.
Lorena Gudiño, especialista de GIZ, destacó que el proyecto abarca un territorio amplio y diverso, lo que permitirá diseñar un modelo regional que combine naturaleza, cultura y desarrollo.
¿Cómo se financiará el corredor y cuál es la proyección de trabajo?
En su fase preliminar se dispone de una inversión inicial de 6 millones de pesos, provenientes del sector privado y la GIZ, para estudios técnicos y consultorías que definirán el diseño final del corredor.
La implementación completa, estimada en alrededor de 20 millones de euros, requerirá cerca de 20 meses de coordinación entre los cinco estados participantes.
El modelo contempla mecanismos como créditos de carbono, bonos de naturaleza y esquemas de actividades regenerativas, con el fin de atraer inversión hacia acciones que promuevan la conservación y un turismo ordenado.
Además, se proyecta establecer fondos estatales y federales que faciliten el acceso a recursos destinados a la protección ambiental y a proyectos turísticos sustentables.
¿Cuáles son los ejes estratégicos y qué papel juega Coahuila?
El Corredor Biocultural Frontera Norte se estructura en tres líneas centrales:
- Conectar áreas naturales protegidas bajo un esquema regional.
- Involucrar a comunidades locales —indígenas, ejidos, ganaderos y agrupaciones ciudadanas— para impulsar rutas turísticas basadas en la conservación.
- Fortalecer la coordinación interinstitucional entre los gobiernos de los estados fronterizos.
Coahuila y Nuevo León ya cuentan con un acuerdo formal entre sus secretarías de medio ambiente, mientras que organizaciones nacionales de desarrollo económico, turismo y protección ambiental mantienen un memorando de entendimiento con la GIZ para avanzar en la planificación.
A largo plazo, el proyecto busca enlazar estas rutas con áreas protegidas de Estados Unidos, generando una red transfronteriza que permita ampliar los esfuerzos de conservación y aumentar las oportunidades para el turismo sustentable en la región.