Este edificio porfiriano de Durango se salvó de ser derribado, por apenas unos metros
Si de milagros hablamos, este edificio de Durango es la prueba de que los milagros existen, pues se salvó de ser derribado, por apenas unos metros.
Entre 1911 y 1917 hubo un derribo masivo de importantes edificios coloniales y del Porfiriato, so pretexto de una modernización integral de la ciudad.
Este impresionante edificio de Durango estuvo cerca de ser uno de los que vieron su fin durante esa "remodelación" de la ciudad, pero se salvó por muy poco, apenas menos de una cuadra.
¿Cuál es el edificio porfiriano de Durango que se salvó de ser derribado, por apenas unos metros?
Se trata del inmueble ubicado en la intersección de las calles Bruno Martínez y 20 de Noviembre, conocido actualmente como el Hotel Roma.
Construido a principios del siglo pasado, el Hotel Roma habría sido pensado como una imponente vivienda, pero al término de su construcción se destinó como hostal, dada su excelente ubicación. Posteriormente se convirtió en el hotel que hotel conocemos.
Los edificios de Durango que fueron derribados en esa época
El Hotel Roma se encuentra justo a una cuadra de la Plaza de Armas de la ciudad de Durango, donde se encontraban dos imponentes edificios coloniales que eran el Hotel Richelieu y el Palacio Municipal, mismos que fueron derribados para ampliar la plaza.
Junto al hotel se encontraba además el Banco de Comercio; algunas versiones apuntas que éste fue trasladado piedra por piedra hacia otro estado, pero otros aseguran que cayó también durante el derribo de principios del siglo XX.
Se quemó y derribó también el edificio ubicado en la esquina de Constitución y 5 de Febrero que albergaba la farmacia La Purísima y el cine Golondrinas. Cruzando la calle estaba el edificio El Palomar, que también vio su fin en esa época.
Al oriente de la Plaza Principal, fueron derribados el convento y el templo de San Francisco.
Momento histórico del Hotel Roma, edificio porfiriano de Durango
En este importante hotel de la capital duranguense se alojó Pancho Villa en 1922 durante una breve visita a la ciudad, con el propósito de pagar los impuestos de su hacienda.
Ya no estaba en armas durante esa época, y su viaje fue únicamente para atender asuntos personales. Salió por el balcón de su habitación, que daba hacia la calle Bruno Martínez, y saludó a las personas que estaban ahí.
Fueron probablemente de los últimos duranguenses capitalinos que lo vieron con vida, pues en 1923 fue asesinado en Parral, Chihuahua, a la edad de 45 años.