“Hongosto” en Edomex: así puedes recolectar hongos y comerlos en el bosque
Con la llegada de las lluvias en el mes de agosto, los bosques del Estado de México ofrecen una tradición que mezcla aventura, comida y sabiduría ancestral: el micoturismo.
De julio a septiembre, entre pinos, neblina y suelo húmedo, crecen en la tierra hongos silvestres que son tradicionales para la entidad mexiquense.
Agosto es el mes más esperado por los recolectores que lo llaman “hongosto”, puesto que es cuando los hongos brotan y cada paseo por el bosque para su recolección se convierte en una búsqueda emocionante.
En lugares como Amanalco, Amecameca, Jiquipilco u Ocoyoacac, salir al campo es toda una experiencia.
¿Qué es el micoturismo y por qué es tan atractivo en Edomex?
El micoturismo es mucho más que caminar entre árboles, es aprender a observar, a recolectar con cuidado y a reconectarte con la naturaleza.
El micoturismo es una experiencia que mezcla senderismo, conocimiento ancestral y cocina tradicional.
Los guías locales son personas que crecieron en estos bosque y enseñan a identificar alrededor de 40 especies comestibles, a diferenciarlas de las tóxicas y a recolectarlas sin dañar el entorno.
Para realizar la recolección no se usan bolsas ni se arranca nada al azar, los guías explican que se recolecta con respeto, usando canastas, navajas y manos entrenadas.
¿Cómo se vive la recolección de hongos en Edomex?
El recorrido es pausado, ya que los guías explican con detalle y cuentan historias del monte. No se trata solo de llenar la cubeta de hongos, sino de entender lo que hay debajo de cada hoja o tronco húmedo.
La experiencia se vuelve todavía más rica cuando se conecta con quienes han vivido esta práctica toda su vida.
¿A qué saben los hongos recién recolectados?
Después de la recolección, la jornada termina en cocinas comunitarias donde los hongos se transforman en tamales, salsas, guisos con epazote o tortillas recién hechas.
Compartir lo recolectado, saborear los platillos del bosque y escuchar historias junto al fogón es parte esencial del micoturismo.
Impulsado por la Secretaría de Cultura y Turismo del Estado de México, este tipo de turismo no solo reactiva la economía local, también dignifica los saberes tradicionales y enseña a ver el bosque como lo que es: un hogar vivo, lleno de historias.
Durante “hongosto”, cada hongo recolectado nos recuerda que la naturaleza se escucha, se cuida y se honra.