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Abraham Quintanilla: el error que lo persiguió toda su vida

Durante una entrevista con Cristina Saralegui, el patriarca de la familia Quintanilla reveló que se equivocó frente al mundo durante el funeral de la Reina del Tex Mex. Foto: Agencias
Por:Nayib Canaán

Durante tres décadas, Abraham Quintanilla cargó con una ausencia imposible de llenar y una misión igual de pesada: mantener vivo el nombre de su hija Selena.

Cronología del caso y legado de Abraham Quintanilla

La música fue su refugio, el legado su escudo. Sin embargo, entre los recuerdos más dolorosos que lo acompañaron hasta su muerte, hay uno que él mismo calificó como el peor error de su vida.

Abraham Quintanilla falleció a los 86 años, luego de dedicar sus últimos años a honrar a la “Reina del Tex-Mex”, asesinada el 31 de marzo de 1995, cuando apenas tenía 23 años.

Selena perdió la vida tras recibir un disparo por parte de Yolanda Saldívar, entonces presidenta de su club de fans y encargada de sus boutiques, durante un encuentro en un hotel Days Inn de Corpus Christi, Texas, donde la cantante exigía aclaraciones administrativas.

La tragedia marcó para siempre a la familia Quintanilla. A pesar del golpe devastador, Abraham se mantuvo de pie impulsando los proyectos inconclusos de su hija, convencido de que así la mantenía presente.

Su labor como padre y mánager fue clave para que Selena se convirtiera en una de las artistas latinas más influyentes de la historia reciente.


Cuatro meses después del sepelio, Abraham concedió una entrevista a Cristina Saralegui. Ahí, con voz quebrada, recordó uno de los episodios más difíciles: el funeral público celebrado el 2 de abril de 1995 en el Auditorio Bayfront, al que acudieron miles de seguidores, amigos y familiares.

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Decisión controvertida durante el funeral de Selena

El productor relató que la multitud era tan grande como el impacto que Selena había tenido en la música y en la identidad latina. Sin embargo, entre la fila interminable de personas comenzaron a circular murmullos. Algunos dudaban de la muerte de la cantante, aseguraban que el ataúd estaba vacío.

Movido por el agotamiento emocional y la presión del momento, Abraham tomó una decisión impulsiva: ordenó abrir el féretro para demostrar que Selena realmente había partido. El cuerpo de su hija quedó expuesto ante los asistentes, inmóvil, con una serenidad que parecía la de alguien dormido.


Aquella acción, lejos de traer calma, se convirtió en una herida más. Fotografías del cuerpo comenzaron a circular y, con el tiempo, aparecieron en revistas y productos comerciales. Años después, Abraham admitiría que jamás debió hacerlo.

Reconoció que permitió que el dolor lo venciera y que, de tener la oportunidad de retroceder el tiempo, nunca repetiría esa decisión. Para él, fue un momento en el que la razón cedió ante el duelo.

En esa misma conversación, Abraham Quintanilla habló del valor que siempre inculcó a sus hijos: la unidad familiar. Aseguró que crecer rodeados de hermanos, tíos y primos unidos fue una enseñanza esencial, profundamente arraigada en la cultura latina.

Selena Quintanilla en números


Hoy, tras su fallecimiento, su historia vuelve a resonar no solo por el impulso que dio a la carrera de Selena, sino también por la humanidad de un padre que, en medio del dolor más grande, cometió un error del que nunca dejó de arrepentirse.

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