Alexis Ayala confiesa a POSTA cómo vive la paternidad

En un mundo de luces, cámaras y guiones medidos al segundo, hay emociones que no necesitan ensayo. Alexis Ayala, uno de los rostros más sólidos de la televisión mexicana, se permitió una pausa sincera y entrañable para hablar sobre el papel más importante de su vida: el de padre.

En entrevista con motivo del Día del Padre, el actor compartió con profunda emoción lo que significa para él este rol, más allá de los reflectores.

En un mundo de luces, cámaras y guiones medidos al segundo, hay emociones que no necesitan ensayo. Alexis Ayala, uno de los rostros más sólidos de la televisión mexicana, se permitió una pausa sincera y entrañable para hablar sobre el papel más importante de su vida: el de padre. En entrevista con motivo del Día del Padre, el actor compartió con profunda emoción lo que significa para él este rol, más allá de los reflectores. “Ser papá es tener un pedazo de Dios en mis manos”, expresa con una mezcla de humildad y devoción. “Amo a mis hijas. Como siempre lo he dicho, es un regalo de Dios, un pedacito de Dios en mí”. Con una carrera marcada por papeles intensos y personajes complejos, Alexis demuestra que su interpretación más genuina no se da sobre el escenario, sino en casa, al lado de sus hijas, donde su actuación es completamente real, humana y desprovista de maquillaje. ¿Qué ha aprendido Alexis Ayala como padre? La paternidad, para Alexis, es un viaje sin mapa. Uno que se construye paso a paso, con aciertos, errores y mucho amor. “Todos los días aprendes. Todos los días te das cuenta de que no sabes nada”, reflexiona entre sonrisas. Pero también reconoce que no se trata de saberlo todo, sino de vivir desde la autenticidad: “Lo más importante es que todo lo que hagas, lo hagas con honestidad y sinceridad. Si nace del amor, entonces está bien hecho”. Esa filosofía lo ha acompañado durante toda su trayectoria como padre. Para él, no se trata de ser perfecto, sino de ser real, y de mostrarle a sus hijas que el cariño se manifiesta en los detalles cotidianos, en la presencia, en los abrazos y en los silencios compartidos. ¿Cuál es el recuerdo más entrañable que guarda de su propio padre? Con el corazón abierto y sin titubeos, Alexis rememora los días con su papá, un hombre dedicado al turismo que, aunque pasaba largos periodos de viaje, nunca fue un padre ausente en lo emocional. “Sus abrazos, sus besos, y que siempre estuvo para apoyarme. Era un padre muy cariñoso, presente, amoroso”. A pesar de las ausencias físicas derivadas del trabajo, su papá encontraba la manera de conectar con sus hijos. “Cuando estaba con nosotros era de ‘¡órale, vámonos!’ y nos llevaba a pueblear, a jugar turista, al cine, al parque”. Eran actividades simples, sí, pero tejidas con una complicidad profunda. “Siempre nos tenía actividades, hablaba con nosotros y nos enseñaba cosas”, recuerda Alexis con la voz teñida de nostalgia y gratitud. Para él, su padre fue un espejo y también un mapa emocional. ¿Cómo vive hoy Alexis Ayala la paternidad? Lejos de los reflectores, Ayala se define como un padre presente, amoroso y profundamente comprometido. Aunque su agenda profesional es demandante, siempre busca el equilibrio para estar al lado de sus hijas en los momentos esenciales. Lo que más valora, nos confiesa, es el vínculo emocional que ha cultivado con ellas. Cree firmemente que los hijos no necesitan padres perfectos, sino disponibles, reales, honestos y amorosos. Para Alexis, no hay fórmula mágica. Ser papá es una experiencia viva, cambiante, que exige atención constante y un corazón dispuesto a seguir aprendiendo. “Mis hijas son mi motor, mi todo. Me enseñan más de lo que yo podría enseñarles”, afirma.

Alexis Ayala - Actor

Con una carrera marcada por papeles intensos y personajes complejos, Alexis demuestra que su interpretación más genuina no se da sobre el escenario, sino en casa, al lado de sus hijas, donde su actuación es completamente real, humana y desprovista de maquillaje.

¿Qué ha aprendido Alexis Ayala como padre?

La paternidad, para Alexis, es un viaje sin mapa. Uno que se construye paso a paso, con aciertos, errores y mucho amor. “Todos los días aprendes. Todos los días te das cuenta de que no sabes nada”, reflexiona entre sonrisas.

Pero también reconoce que no se trata de saberlo todo, sino de vivir desde la autenticidad: “Lo más importante es que todo lo que hagas, lo hagas con honestidad y sinceridad. Si nace del amor, entonces está bien hecho”.

Esa filosofía lo ha acompañado durante toda su trayectoria como padre. Para él, no se trata de ser perfecto, sino de ser real, y de mostrarle a sus hijas que el cariño se manifiesta en los detalles cotidianos, en la presencia, en los abrazos y en los silencios compartidos.

¿Cuál es el recuerdo más entrañable que guarda de su propio padre?

Con el corazón abierto y sin titubeos, Alexis rememora los días con su papá, un hombre dedicado al turismo que, aunque pasaba largos periodos de viaje, nunca fue un padre ausente en lo emocional. “Sus abrazos, sus besos, y que siempre estuvo para apoyarme. Era un padre muy cariñoso, presente, amoroso”.

A pesar de las ausencias físicas derivadas del trabajo, su papá encontraba la manera de conectar con sus hijos. “Cuando estaba con nosotros era de ‘¡órale, vámonos!’ y nos llevaba a pueblear, a jugar turista, al cine, al parque”.

Eran actividades simples, sí, pero tejidas con una complicidad profunda. “Siempre nos tenía actividades, hablaba con nosotros y nos enseñaba cosas”, recuerda Alexis con la voz teñida de nostalgia y gratitud. Para él, su padre fue un espejo y también un mapa emocional.

¿Cómo vive hoy Alexis Ayala la paternidad?

Lejos de los reflectores, Ayala se define como un padre presente, amoroso y profundamente comprometido. Aunque su agenda profesional es demandante, siempre busca el equilibrio para estar al lado de sus hijas en los momentos esenciales.

Lo que más valora, nos confiesa, es el vínculo emocional que ha cultivado con ellas. Cree firmemente que los hijos no necesitan padres perfectos, sino disponibles, reales, honestos y amorosos.

Para Alexis, no hay fórmula mágica. Ser papá es una experiencia viva, cambiante, que exige atención constante y un corazón dispuesto a seguir aprendiendo. “Mis hijas son mi motor, mi todo. Me enseñan más de lo que yo podría enseñarles”, afirma.