Descubre el origen de los tacos regios y por qué son únicos en Monterrey
En Monterrey, los tacos no son solo una comida, sino una experiencia social y cultural que ha trascendido generaciones. En cada esquina, restaurante o puesto callejero se encuentran ejemplos de cómo este platillo ha evolucionado sin perder su esencia.
La variedad, la forma de preparación y el momento en que se consumen han hecho que los tacos regios se conviertan en un ícono local.
Desde los tacos rojos asociados a la Fuente Monterrey hasta los de trompo, guisado o carne asada, estos alimentos narran parte de la historia urbana de la ciudad. Su presencia constante en la vida diaria de los regiomontanos demuestra cómo un platillo puede convertirse en parte del ADN de una comunidad.
¿Qué distingue a los tacos regios?
- Tortilla de harina: A diferencia de muchas regiones de México, Monterrey prefiere la tortilla de harina, herencia del norte.
- Tacos de carne asada: Íconos de la región, preparados al carbón con tortilla de harina.
- Tacos de guisado: De machaca, chicharrón en salsa, frijoles con chorizo y más.
- Tacos de trompo: Al estilo regio, con carne de cerdo adobada y piña.
- Tacos rojos o dorados: Fritos, rellenos de papa o carne, acompañados de cueritos y repollo.
- Tacos al vapor: Suaves, tradicionales y muy comunes en el desayuno.
¿Dónde nace esta tradición culinaria?
La historia apunta a la calle Zaragoza en la década de 1930, donde surgieron los primeros tacos rojos dorados. La Fuente Monterrey se convirtió en punto de reunión para compartir tacos en pareja o en grupo, dando origen a una costumbre que hoy sigue viva.
¿Por qué representan la identidad regiomontana?
El consumo nocturno, las porciones abundantes y la diversidad de estilos hacen de los tacos regios un reflejo directo de la vida urbana en Monterrey. Además, su evolución muestra cómo la gastronomía puede adaptarse sin perder su raíz.
Los tacos regios no solo alimentan el cuerpo, también nutren el sentido de pertenencia de quienes viven o visitan Monterrey. Son una tradición viva que, entre tortilla y guarniciones, cuenta la historia de una ciudad orgullosa de su sabor.