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Del abismo a la libertad: el viaje que transformó la vida de Álvaro Varela pedaleando de Canadá a Monterrey


Por:Rosy Sandoval

Hubo un tiempo en que Álvaro Varela lo tenía todo. Era un empresario exitoso, con metas cumplidas y una vida aparentemente estable. Pero detrás de esa imagen había un hombre quebrado por dentro, cargando una decepción profunda que lo llevó a tocar fondo.

¿Qué llevaron a Álvaro a iniciar el viaje?

La depresión y la ansiedad se convirtieron en su sombra. Intentó seguir adelante, pero llegó un día en que simplemente no pudo más. 

Entonces tomó una decisión radical: dejarlo todo atrás y partir hacia Canadá, buscando respuestas o, al menos, un poco de paz.


Allá, entre amigos y paisajes fríos, creyó que el cambio de entorno sería suficiente. No lo fue. Los días se hicieron pesados, y la tristeza no dejaba de crecer.

Fue entonces cuando su hermano, con la esperanza de verlo renacer, le sugirió algo que lo conectara con quien solía ser: tomar su bicicleta y volver a rodar.

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Álvaro lo intentó. Pero en su primer intento fracasó. Se perdió, se desconectó del mundo y durante días vagó sin rumbo. “Llegué a ser un vagabundo”, dice sin pudor, recordando aquel punto de quiebre en el que, por fin, pidió ayuda.

¿Porque Álvaro decidió retomar lo que había dejado pendiente?

De vuelta en Monterrey, recibió atención y pasó cinco semanas recuperándose. Y cuando por fin se sintió listo, decidió concluir lo que había empezado. Esta vez no solo sería un viaje: sería su renacimiento.

Así nació “La Ruta del Fénix”, un recorrido de casi 5 mil kilómetros que emprendió desde Canadá para reencontrarse consigo mismo.


Durante 70 días pedaleó entre carreteras, montañas y pensamientos. Aprendió a sobrevivir con poco, a valorar lo simple y a compartir su vulnerabilidad.

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¿Qué representó este viaje para Álvaro?

Con este viaje estaba resurgiendo, quería volar de nuevo, libre de la ansiedad, la depresión y del peso de su alma.

Álvaro, a quien muchos conocen como “Bam Bam”, no solo logró llegar a su destino: también logró inspirar a cientos de personas que lo siguieron en redes sociales. A través de cada publicación, de cada historia, mostró que la oscuridad puede enfrentarse con movimiento, con fe y con honestidad.

Sí, logré mi objetivo. Hoy entiendo la vida de otra forma. Aprendí a escucharme, a valorar el día a día y a mirar con empatía a los demás, porque hay mucha gente que está librando batallas mentales en silencio.

Álvaro Valera -

Ahora, su propósito es seguir hablando de ello. Quiere compartir su experiencia, tender la mano a quien la necesite y recordar que, aunque las cenizas duelan, siempre hay una oportunidad para renacer.

De cómo quedaron su bicicleta y el después del viaje de 70 días, su fiel amiga se descompuso en varias ocasiones y hoy está en el taller, justo donde POSTA, le hizo la entrevista a Álvaro.


Mientras que el, Álvaro de 41 años, llego renovado, recuperado y nos dijo, muy adolorido de su cuerpo, llegó hace una semana y aún se recupera. 

Pero finalmente nos compartió que a veces, para volver a vivir, hay que perderse primero.

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