Grupo de victorenses marchan por la paz
Por:David Paz
Ciudad Victoria vivió este domingo una de las movilizaciones ciudadanas más significativas del año, impulsada por el cansancio social ante la creciente inseguridad.
Vestidos de blanco y en silencio, cientos de familias se reunieron para exigir un alto a la violencia que ha golpeado hogares y comercios.
La marcha buscó hacer visible el hartazgo, pero sobre todo enviar un mensaje urgente a las autoridades: la paz no puede esperar más.
¿Qué motivó a las familias victorenses a salir a las calles este domingo?
La llamada Marcha por la Paz surgió de un sentimiento compartido: el miedo y la indignación por los hechos delictivos que en los últimos meses han sacudido a Ciudad Victoria.
Robos con violencia, ataques en la vía pública, agresiones, daños a la propiedad y un notable incremento en delitos contra hogares y comercios llevaron a que la ciudadanía decidiera alzar la voz.
Los participantes iniciaron su recorrido desde la Plaza Hidalgo, caminando en silencio y portando pancartas con mensajes de esperanza, respeto a la vida y llamados urgentes a reconstruir el tejido social.
Para muchos asistentes, la marcha representó un acto de valentía y de amor por su ciudad, una forma de decir que no están dispuestos a normalizar la violencia.
A lo largo del trayecto se realizaron pausas para orar, reflexionar y recordar a las víctimas. El ambiente fue completamente pacífico y ordenado, integrado por familias, jóvenes, adultos mayores, organizaciones civiles y ciudadanos que acudieron de manera independiente.
¿Cómo describen los organizadores el espíritu y propósito de la movilización?
Desde un inicio, los organizadores subrayaron que la marcha no respondía a colores partidistas ni a intereses políticos, sino a una expresión legítima de preocupación social. De acuerdo con ellos, el objetivo principal era “visibilizar el hartazgo ciudadano” y enviar un mensaje claro a las instituciones encargadas de la seguridad: Ciudad Victoria necesita acciones más firmes, más rápidas y más cercanas a la gente.
Los convocantes insistieron en que la violencia en la capital tamaulipeca ha tenido un impacto directo en la vida diaria: familias enteras evitando salir de noche, comercios reforzando medidas de seguridad y colonias que han visto incrementarse delitos como el robo domiciliario —que reportó un aumento del 145% en tan solo tres meses—, según cifras locales.
El reciente ataque armado en la zona centro, donde una persona resultó lesionada por disparos, terminó por encender las alarmas de muchos habitantes, quienes consideran que la ciudad atraviesa un momento crítico que ya no puede ignorarse.
¿Qué mensaje final dejaron los ciudadanos y qué esperan de las autoridades?
La marcha concluyó con una concentración en la que se leyeron mensajes de aliento, se pidió por las víctimas de la violencia y se guardó un minuto de silencio. El gesto final dejó claro que la ciudadanía quiere ser escuchada y que está dispuesta a participar activamente en las soluciones.
Los asistentes coincidieron en que esta movilización representa un punto de quiebre, una señal de que Ciudad Victoria está cansada, pero no resignada. Exigen estrategias claras, mayor presencia policial, programas preventivos y atención real a los factores sociales que detonan la violencia.
Para muchos, la marcha no es el final, sino el inicio de una participación más activa para recuperar la tranquilidad que durante años caracterizó a la capital de Tamaulipas. “Queremos vivir sin miedo”, expresó una madre de familia mientras sostenía la mano de su hijo pequeño. Esa frase resume el grito silencioso de toda una ciudad.
