Santa Ana de Nahola, municipio de Tula es una comunidad alfarera prehispánica | Foto: INAH
Esta comunidad de Tamaulipas conserva una tradición alfarera prehispánica
Aún y cuando en Tamaulipas se han descubierto vestigios de antiguas comunidades ancestrales a lo largo y ancho del territorio, desde huastecos, pames y janambres, hasta chichimecas, lo cierto es que el estado no es conocido como una región de cultura indígena presente.
Sin embargo, existe una comunidad en el municipio de Tula, Tamaulipas que es considerada como la más antigua y el único pueblo originario de la entidad, el cual conserva una tradición alfarera prehispánica, pues data de más de 3 mil años.
¿Cuál es el único pueblo originario de Tamaulipas?
Se trata ni más ni menos que de Santa Ana de Nahola, municipio de Tula, Tamaulipas, una comunidad que es reconocida a nivel nacional por su tradición alfarera prehispánica, usando la misma técnica utilizada hace 3 mil años.
El INAH Tamaulipas ha documentado la técnica heredada de tiempos prehispánicos para elaborar cerámica, puesto que mujeres y hombres artesanos prescinden de herramientas actuales y se valen únicamente de recursos que les ofrece el entorno y la madre naturaleza.
¿Cuál es el proceso para elaborar cerámica, comales y ollas?
De acuerdo con información recabada por el INAH Tamaulipas y las pláticas de los mismos habitantes de Santa Ana Nahola, el proceso comienza en la temporada seca con la recolección de yeso y arcilla, materias primas esenciales en la alfarería.
Una vez que se obtienen ambos materiales, estos son finamente triturados y posteriormente mezclados hasta formar una masa resistente capaz de soportar altas temperaturas.
La mayoría de las personas dedicadas a la alfarería en este pueblo son mujeres, y se pudo comprobar que sus creaciones se remontan a una tradición alfarera de más de 3 mil años, pues comparten características con cerámicas encontradas en sitios arqueológicos como Balcón de Montezuma y El Sabinito.
Hoy por hoy, doña Felipa Reyes es la ‘ollera’ con más experiencia en Santa Ana de Nahola, quien ronda los 90 años de edad y platica que comenzó en este oficio desde que era apenas una adolescente.
Pero lo más interesante es que esta habilidad es herencia de su bisabuela, abuela, madre y hermana: Carmen de Leija, Inés Sainz, Petra Rodríguez y Francisca Reyes. Tal como lo ha documentado Esteban Ávalos Beltrán, arqueólogo del INAH Tamaulipas.
De acuerdo con información de Ávalos Beltrán, este oficio en la región data de hace más de 3 mil años, por lo que se integró al proyecto Divulgación de la tradición cerámica en el suroeste de Tamaulipas y se busca su difusión en libros, como Los invisibles, publicado por el INAH.
“En Nahola se conservan actividades ligadas con el pasado prehispánico e histórico. No tienen herramientas contemporáneas, todo lo que necesitan se los da la sierra y la llanura. Es impresionante ver cómo se valen de los recursos de la naturaleza”, señaló el arqueólogo.
¿Cuál es la técnica para la elaboración de ollas?
Esteban Ávalos narra que las “olleras” comienzan por modelar el fondo de la pieza, luego toman porciones de la mezcla y hacen parches “como envolviendo una olla invisible”, mientras, con la yema de los dedos desvanecen las uniones.
Es todo un arte, explica: “Peinan la superficie con un olote y agregan asas, agarraderas y soportes, tras lo cual se aplica un alisado final con las manos”.
Al paso de unos días, y ya que la pieza está seca, es que pasan a la corrección de imperfecciones con ayuda de una piedra de río, lo que ayude pulir la pieza y a darle una apariencia brillosa.
“En el patio del hogar se prepara el fogón, el cual consiste en un agujero de 20 cm de profundidad y 60 cm de diámetro, colocando al fondo tres piedras del tenamaztle, en donde colocan los comales o las ollas.
Esteban Ávalos cuenta que la cocción de los comales es uno por uno: “tres o cuatro ollas pueden cocerse a la vez. Al salir del fuego, aún calientes, algunas se decoran con motivos florales sencillos, dibujados con chapopote”, indicó.
¿Qué sangre india tenían los originarios de Nahola?
Incluso al día de hoy esta es una pregunta que no tiene una respuesta clara. Historiadores como Octavio Herrera y Juan Fidel Zorrilla señalan que podrían ser chichimecos, pames o jonaces, comunidades que aún existen en entidades como Guanajuato o en el estado vecino de San Luis Potosí.