Foto: Universidad Autónoma Metropolitana
Este es el pez acorazado del Amazonas que amenaza sistemas acuáticos de Tamaulipas
En este trabajo especial de Posta Tamaulipas abordaremos los datos más interesantes y preocupantes sobre este pez del Amazonas, del cual hace 30 años se reportaron los primeros avistamientos en México y que ya ha puesto a Tamaulipas en alerta.
Para entender la problemática fue necesario hablar con Sergio Terán Juárez, investigador y doctor en Ciencias Biológicas, quien ha dado puntual seguimiento al comportamiento de esta especie que amenaza los sistemas acuáticos de Tamaulipas: el Pez Diablo.
¿Por qué el pez diablo amenaza a Tamaulipas?
De acuerdo con el biólogo Terán Juárez, quien se desempeña como profesor en el Tecnológico Nacional de México Campus Altamira, el pez diablo representa una amenaza para la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos continentales.
En Tamaulipas se tiene conocimiento de peces diablo en los municipios de Guerrero, Río Bravo, Reynosa, Matamoros, González, El Mante, Antiguo Morelos, Altamira y Tampico.
La zona sur del estado (cercano a la frontera de Veracruz) presenta el mayor número de avistamientos en comparación con el norte (cercana a la frontera con los Estados Unidos de América).
Al menos se conoce que está presente en dos Áreas Naturales Protegidas del estado: Laguna La Escondida (Reynosa) y Laguna La Vega Escondida (Tampico).
¿Cómo llegó este pez del Amazonas a México?
En México, estos peces se detectaron por primera vez en el año de 1995, específicamente en el río Mezcala, en la cuenca del río Balsas. Actualmente se tienen reportes de este tipo de peces en al menos 15 estados del país.
No se conoce exactamente la forma en que llegaron a México, pero algunas hipótesis indican que fueron introducidos para controlar poblaciones de algas; por liberación accidental de una inundación en las granjas de cultivo de peces de ornato; o por la liberación intencional de estos organismos de granjas acuícolas.
¿Cuáles son las características del pez diablo?
Los peces diablo, también conocidos como plecos, son un grupo de bagres acorazados de la familia Loricariidae originarios de la zona amazónica y que son considerados como una especie exótica invasora en muchos países con clima tropical.
A diferencia de otros peces, estos no cuentan con escamas típicas, sino que desarrollan placas óseas y fuertes espinas que les protegen contra depredadores. De hecho, en su hábitat nativo sólo son depredados por cocodrilos, nutrias y algunos peces grandes.
La boca cuenta con labios succionadores que le permiten fijarse fuertemente en los sustratos naturales y resistir corrientes muy rápidas. Los dientes del pez diablo están adaptados para alimentarse mediante el raspado de sustratos sumergidos.
La dieta consiste en detritus, fragmentos de plantas, diatomeas, algas filamentosas y cianobacterias; aunque podrían consumir de manera incidental huevos y pequeñas especies del zoobentos.
Son esencialmente nocturnos, sus ojos están adaptados para ver en condiciones de baja luminosidad y los pueden oscurecer voluntariamente para camuflagearse y evitar a sus predadores.
¿Por qué el pez diablo es una especie con potencial invasivo?
El investigador informó que, además de su morfología tan particular, tienen otras características que acentúan su potencial invasivo: son peces con una reproducción precoz y una alta tasa reproductiva.
La época reproductiva del pez diablo es durante la época de lluvias. Los machos construyen madrigueras de anidación en los taludes y zonas inundables.
Durante esta temporada son altamente territoriales. Una vez que las hembras depositan los huevos, los machos los fertilizan y permanecen en el nido, cuidando de los huevos y de los alevines; este cuidado parental resulta en una alta supervivencia de las larvas.
Ecológicamente son extremadamente adaptables. Algunas especies son tolerantes a la salinidad, tienen un gran estómago vascularizado (que contiene gran cantidad de vasos sanguíneos) que funciona como pulmón, permitiéndoles respirar aire atmosférico en condiciones de hipoxia y resistir la desecación durante varios días.
¿Cómo impacta el pez diablo en los ecosistemas acuáticos?
Terán Juárez explicó que cuando una especie exótica invade un ecosistema completamente nuevo, suele provocar alteraciones significativas tanto en su estructura como en su funcionamiento. Su presencia genera múltiples problemas ecológicos.
Durante su etapa reproductiva, estos peces cavan galerías de hasta metro y medio de profundidad, movilizando grandes cantidades de sedimento —a veces toneladas—, lo que agrava la erosión de las riberas e incrementa significativamente la turbidez del agua, afectando de forma directa su calidad.
Además, cuando se desplaza en grandes cardúmenes, destruye la vegetación nativa que sirve de refugio, fuente de alimento y sitio de anidación para muchas especies. Por lo tanto, el pez diablo puede desplazar a especies nativas mediante la competencia directa por alimento.
Los individuos grandes del pez diablo, debido a su limitada movilidad, pueden ser depredados por aves como pelícanos. No obstante, sus espinas dorsales rígidas y afiladas actúan como defensa, ocasionando en muchos casos la muerte de este tipo de aves.
También se han documentado incidentes en los que han herido o ahuyentado a manatíes debido a su comportamiento agresivo.
Por otra parte, representa un riesgo por la posible introducción de enfermedades y parásitos.
¿Cómo impacta el pez diablo en la economía?
“El pez diablo representa una amenaza seria para la biodiversidad acuática y las pesquerías en México. Desde su introducción, su presencia ha generado efectos ambientales, económicos y sociales significativos”, señaló el investigador Sergio Terán Juárez.
Informó también que las comunidades pesqueras han reportado una disminución en la captura de especies comerciales y el daño constante a las redes agalleras, ya que las placas óseas y espinas del pez diablo se enredan y deterioran los equipos.
Esto ha derivado en importantes pérdidas económicas para los pescadores, los cuales no suelen aprovechar comercialmente estos peces.
Ante esta situación, algunas comunidades han comenzado a aprovechar al pez diablo como insumo para la producción de harina de pescado, biogás y biofertilizantes, aunque su aceptación como alimento humano aún es limitada.
Dado que los ejemplares adultos no tienen actualmente un valor comercial significativo ni son aceptados como alternativa alimenticia por las comunidades pesqueras, se requiere de una investigación aplicada para desarrollar alternativas de aprovechamiento.
Terán Juárez informó que en el Instituto Tecnológico de Altamira se han hecho investigaciones para el desarrollo de productos con valor agregado, como es la harina de pez diablo como fuente de proteína para su uso en granjas porcinas.
Además, se recomienda que todas las unidades de producción acuícola que cultivan especies exóticas, especialmente aquellas que manejan peces ornamentales, realicen análisis de riesgos para prevenir escapes accidentales.
Las estrategias de manejo deberán considerar la creación de esquemas que permitan a las comunidades obtener beneficios económicos mediante el aprovechamiento sustentable de esta especie invasora, de forma sencilla, efectiva y acorde a las capacidades locales.