Tamaulipas abre la puerta al trasvase de agua desde Nuevo León ante la sequía
En medio de una sequía que ha dejado los embalses fronterizos casi vacíos, Tamaulipas reconsidera el trasvase de agua desde la presa El Cuchillo, en Nuevo León, hacia la Marte R. Gómez como medida de alivio.
Once meses después de poner en pausa ese plan, Raúl Quiroga, secretario de Recursos Hidráulicos de la entidad, anunció que en noviembre se podría cumplir con el acuerdo, si los niveles lo permiten. Ante comunidades y productores, destacó que dicha decisión depende del comportamiento del clima y del análisis conjunto con Conagua y autoridades de Nuevo León.
¿Por qué reaparece la opción del trasvase en este momento?
A 14 días de haber cuestionado el trasvase, el funcionario explicó que las presas internacionales, clave para el suministro regional, están prácticamente vacías debido a la crisis climática que azota al norte del país. Por ello, se está evaluando la posibilidad de reiniciar el trasvase en noviembre, con base en los niveles de almacenamiento.
Esta medida busca compensar el déficit hídrico que afecta a comunidades rurales, productores agrícolas y el abastecimiento general.
¿Qué condiciones se deben cumplir para que el trasvase se concrete?
Quiroga detalló que el análisis final se realizará el 31 de octubre. Será entonces cuando se comparen los niveles de almacenamiento entre la presa El Cuchillo y la Marte R. Gómez. A partir del 1 de noviembre, se procederá con el análisis técnico en conjunto con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y autoridades de Nuevo León para definir si el trasvase es viable o no.
¿Qué significa este trasvase para la comunidad y el campo?
El trasvase no es solo una maniobra técnica, sino una esperanza para sectores que han visto menguar el agua en pozos y presas. Productores agrícolas del norte de Tamaulipas, por ejemplo, habían demandado 100 millones de metros cúbicos como compensación por el desfogue que afectó el ciclo agrícola.
El anuncio de Quiroga reaviva esa expectativa, pero también genera inquietud, ya que comunidades rurales y agricultores siguen sin saber si habrá suficiente líquido para sus cultivos. Además, el trasvase alivia tensiones por incompatibilidad entre necesidades agrícolas y compromisos internacionales de pago hídrico.
Este posible trasvase es un recordatorio de que, en tiempos de sequía, la gestión del agua deja de ser un asunto técnico para volverse profundamente humano. Influye en la siembra, en el sustento diario y en la tranquilidad de muchas familias que miran el cielo deseando lluvia.
La decisión que se tome a fines de octubre no será solo un dato administrativo, sino una muestra de liderazgo frente a una crisis que no da tregua.