Granjas porcícolas atentan contra la salud y el hábitat de las abejas en Yucatán
Mujeres integrantes de la Red en Defensa del Agua y el Territorio Maya “To’one Ja’o’on” (Somos Agua) denunciaron las graves repercusiones que tienen las granjas porcícolas en comunidades como Kinchil y Maxcanú.
Señalaron que el agua contaminada no solo pone en riesgo la salud de la población, sino que también está acabando con el hábitat de las abejas, un insecto clave para la biodiversidad y la economía local.
De acuerdo con las representantes de la red, la instalación de granjas intensivas ha sido una amenaza constante para el equilibrio ecológico de la Península de Yucatán.
La falta de cobertura vegetal afecta gravemente a nuestras abejas, que dependen de estos montes vivos y de la diversidad para poder sobrevivir. También significan más enfermedades en nuestras niñas y niños, mayor inseguridad alimentaria y mayor violencia estructural contra nuestros territorios.
Matilde Dzul - Representante de la Red “To’one Ja’o’on”
¿Cuáles son los principales daños que generan las granjas porcícolas en las comunidades?
Las habitantes de Kinchil y Maxcanú han señalado que, desde la llegada de las granjas, el agua de los pozos presenta malos olores y cambios en el color, lo que se ha reflejado en problemas de salud como enfermedades gastrointestinales, afecciones en la piel e incluso casos de irritaciones en los ojos y vías respiratorias.
Además, denunciaron que la proliferación de moscas y otros insectos, debido a los residuos mal manejados, ha generado un ambiente insalubre que afecta la vida diaria.
Primero están contaminadas el agua de cenotes, aguadas y pozos, y es importante señalar que la propia gente nos ha dicho que no pueden ni comer por el fuerte olor.
Diana Can Pat - Habitante de Maxcanú
¿Cómo impacta esta contaminación en la apicultura y el medio ambiente?
La Península de Yucatán es uno de los principales productores de miel a nivel mundial, y el estado de Yucatán concentra gran parte de esta actividad.
Sin embargo, las apicultoras y defensoras ambientales advirtieron que el ecosistema está cada vez más deteriorado por la contaminación de mantos freáticos y el uso indiscriminado de la tierra.
La pérdida de abejas no solo reduce la producción de miel —fuente de ingresos de cientos de familias—, sino que también pone en riesgo el equilibrio ecológico.
Las abejas son fundamentales para la polinización de cultivos como el maíz, la calabaza y diversas frutas, por lo que su desaparición tendría consecuencias graves en la seguridad alimentaria de la región.
Cuando el agua está contaminada, las flores se ven afectadas y las abejas ya no encuentran el alimento limpio que necesitan. Si las abejas mueren, perdemos no solo la miel, sino también la posibilidad de que los cultivos crezcan sanos.
Diana Can Pat - Integrante de la Red “To’one Ja’o’on”
¿Qué exigen las mujeres de la Red “To’one Ja’o’on” a las autoridades?
Denunciaron que, en muchas ocasiones, los reportes oficiales minimizan el impacto de las granjas y no reflejan las afectaciones reales que viven las comunidades.
Exigen también que se clausuren aquellas granjas que operan sin permisos ambientales adecuados o que han sido señaladas por violaciones a la normativa.
Finalmente, hicieron un llamado a las autoridades estatales y federales a reconocer la voz de las comunidades mayas, que históricamente han vivido en estrecha relación con la tierra y el agua.
Advirtieron que, de no atenderse el problema, las pérdidas no solo serán ambientales y de salud, sino también económicas, pues la apicultura y la agricultura local podrían desplomarse.