Mosaicos de pasta, tesoro yucateco de arte y tradición bajo tus pies
Con diseños únicos y llenos de color, los mosaicos de pasta son parte de la identidad de las casas yucatecas y es que caminar sobre ellos es dar pasos sobre verdaderas obras de arte y por la historia de la arquitectura local.
Fabricados artesanalmente desde hace más de un siglo, se han convertido en uno de los elementos más distintivos de la estética yucateca, presentes en las casonas antiguas y algunos edificios emblemáticos de Mérida.
Lo que antes era solo una característica de las casas de las abuelas, hoy se ha puesto de moda otra vez, pues cada vez son más usados en pequeños hoteles, cafeterías y viviendas restauradas en el centro histórico.
¿Qué es el mosaico de pasta?
Aunque tienen su origen en Europa, los mosaicos o pisos de pasta se convirtieron en parte del paisaje urbano y domésticos de Yucatán, con su belleza que se presenta en los patrones geométricos y florales de colores vivos.
Lo que hace especiales a estas baldosas artesanales elaboradas con cemento pigmentado y prensado, sin necesidad de cocción, es su resistencia al paso del tiempo, lo que explica que en muchas se mantengan intactos.
No son solo pisos: son fragmentos de historia, arte aplicado al día a día, y una expresión viva de la identidad yucateca. Bajar la mirada es descubrir siglos de creatividad, técnica y color bajo nuestros pies.
¿Cuándo comenzaron a usarse mosaicos de pasta en Yucatán?
Inspirados en los mosaicos hidráulicos usados en Francia y España, fue durante el auge henequenero, en el que también surgieron las grandes construcciones en Paseo de Montejo y barrios como Itzimná, cuando se puso de moda el uso de estos pisos.
Los artesanos yucatecos adoptaron esta técnica y comenzaron a fabricarlos hasta llegar a otros destinos más allá de la capital yucateca como Progreso, Izamal y Valladolid, para colocarse en casas de clase alta, edificios públicos y haciendas.
¿Dónde se fabrican los mejores mosaicos de pasta en Yucatán?
Lo especial de estos mosaicos es que no se repiten, cada pieza es única y hecha a mano. A la fecha todavía siguen en pie talleres y fábricas, a los que se puede llegar para comprarlos o encarga un diseño personalizado.
Uno de los talleres más antiguos y respetados es La Peninsular, donde se conservan técnicas tradicionales y ofrecen diseños clásicos y personalizados. Se ubica en la colonia Industrial de la ciudad de Mérida.
Otro de los de más tradición se encuentra en el sur de la capital yucateca, en Dzununcán, donde todavía se realizan con el proceso 100% artesanal, lo que les ha valido ser proveedores de hoteles y residencias.