
Entre actos solemnes, humo negro y una expectativa mundial, el cónclave atrajo tanto a fieles como a turistas que, por azar o devoción, se convirtieron en testigos de un momento histórico.
Entre actos solemnes, humo negro y una expectativa mundial, el cónclave atrajo tanto a fieles como a turistas que, por azar o devoción, se convirtieron en testigos de un momento histórico.