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Internacional

Cónclave por casualidad: una crónica desde la Plaza de San Pedro

Entre actos solemnes, humo negro y una expectativa mundial, el cónclave atrajo tanto a fieles como a turistas que, por azar o devoción, se convirtieron en testigos de un momento histórico.

Cónclave por casualidad: una crónica desde la Plaza de San Pedro. Foto: Amanda Perobelli/Reuters
Cónclave por casualidad: una crónica desde la Plaza de San Pedro. Foto: Amanda Perobelli/Reuters

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Por: Rox García

El 7 de mayo de 2025, la Plaza de San Pedro se convirtió en el epicentro de la fe católica y de la atención mundial. Más de 65 mil personas entre peregrinos, turistas y periodistas se congregaron en Roma ante el inicio del primer cónclave tras la muerte del Papa Francisco.  

La Iglesia católica entró en su etapa más solemne y secreta: la elección del próximo Sumo Pontífice.

Algunos planearon su viaje desde semanas antes, otros como yo llegamos por trabajo o simplemente por azar. Pero todos compartíamos la misma emoción contenida. Roma vibraba.

Desde que pisé sus calles sentí cómo cada columna me hablaba de siglos de historia, pero no había tiempo para distracciones: mi destino era la plaza. Entre más de 2,700 periodistas acreditados, me situé frente a una de las pantallas gigantes. Todo estaba listo.

El silencio cayó como un manto cuando los cardenales ingresaron a la Capilla Sixtina e hicieron su juramento de guardar en secreto su voto.

El cierre de las puertas del cónclave estremeció a todos. Ese sonido seco, simbólico, partía en dos el tiempo: lo anterior al nuevo Papa y lo que vendrá después. Era real. Era historia.

Expectativa, humo negro y una plaza expectante

La espera fue tensa. Cuatro horas con la imagen fija de la chimenea. Algunos opinaban que era solo espectáculo, otros confiaban en una rápida decisión. Pero cuando el humo negro salió, la esperanza de un habemus papam inmediato se desvaneció.  En minutos, la plaza comenzó a vaciarse.

Hoy, la silla de San Pedro sigue vacía. Pero yo, aunque no lo diga en voz alta, espero que el proceso se alargue un poco más. Porque no sé si volveré a estar tan cerca de un momento tan trascendental. Y sí, fue casualidad. Pero de las que uno agradece toda la vida.

¿Cómo inicio el cónclave?

El cónclave 2025 inició el 7 de mayo, siguiendo el protocolo tradicional del Vaticano tras la muerte del Papa Francisco. Ese día, los cardenales electores ingresaron a la Capilla Sixtina luego de participar en una misa especial (Pro Eligendo Pontifice) celebrada por la mañana en la Basílica de San Pedro.

Una vez dentro, realizaron el juramento de secreto y se cerraron las puertas, marcando el inicio formal del proceso de elección del nuevo Papa.

Este acto solemne fue acompañado por el sonido del cierre de las puertas y la vigilancia de la Guardia Suiza, símbolos de que el mundo exterior queda excluido hasta que haya un nuevo pontífice.

La primera votación se llevó a cabo ese mismo día, aunque sin éxito, como lo indicó el humo negro que salió por la chimenea instalada en el techo de la Capilla Sixtina.

Turistas y peregrinos llegan por casualidad al Vaticano

El inicio del cónclave de 2025 coincidió con una fuerte afluencia de turistas y peregrinos que ya se encontraban en Roma por diversas razones: algunos llegaban por el Jubileo convocado antes del fallecimiento del Papa Francisco; otros, simplemente por turismo o trabajo.

Sin buscarlo, miles de personas se vieron de pronto formando parte de uno de los momentos más solemnes y simbólicos de la Iglesia católica: la elección de un nuevo pontífice.

La Plaza de San Pedro comenzó a llenarse desde las primeras horas del 7 de mayo. Entre cámaras, mochilas y rosarios, convivían creyentes de distintas nacionalidades con visitantes que no sabían del todo lo que presenciarían. La mezcla de emoción, solemnidad y asombro era palpable.

Muchos se acomodaron frente a las pantallas gigantes para seguir los rituales que marcaban el arranque del cónclave: la misa especial por la elección del Papa, el ingreso de los cardenales a la Capilla Sixtina y, finalmente, el cierre de puertas que dejaba a la Iglesia en estado de espera.

Cuando el humo negro apareció tras la primera votación, no pocos turistas sorprendidos por la carga emocional del momento decidieron quedarse más días en Roma.

Este fenómeno de “testigos casuales” ha sido una constante en los últimos cónclaves, pero en 2025 pareció acentuarse, demostrando cómo, incluso en la era digital, los grandes eventos religiosos aún logran convocar multitudes espontáneamente.

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