El cactus gigante de BCS que vive siglos y sobrevive con medio vaso de lluvia al año
Un cactus colosal sobrevive siglos con apenas un sorbo de agua al año. Así es como el cardón atrapa humedad del suelo, del aire… y hasta de la noche.

En los paisajes áridos de Baja California Sur, hay una figura que domina el horizonte como si llevara siglos ahí. Es el cardón (Pachycereus pringlei), un cactus monumental que no solo impresiona por su altura, puede medir hasta 20 metros, sino por su asombrosa capacidad de sobrevivir con apenas 100 mm de lluvia al año.
En casa, eso cabría en medio vaso de agua. Y sin embargo, ahí está, de pie por más de un siglo, firme, verde y lleno de vida.
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¿Cómo puede vivir tanto tiempo con tan poca agua?
Lo que hace posible esta hazaña no es magia, sino una compleja serie de adaptaciones que la naturaleza ha afinado durante miles de años. El cardón no solo recibe el agua de la lluvia, que en esta región puede pasar meses sin caer.
También capta humedad del subsuelo gracias a un sistema de raíces impresionante. Tiene una raíz principal que profundiza hasta donde el agua se esconde bajo tierra, pero también desarrolla muchas raíces superficiales que se extienden como red esperando atrapar cualquier rastro de humedad.
Pero lo más fascinante ocurre cuando cae la noche, mientras el desierto parece dormido, el cardón sigue trabajando. Aprovecha el rocío que se forma cuando la temperatura baja y el aire se humedece.
Aunque a simple vista parezca poco, para este cactus, cada gota cuenta. Sus tejidos están preparados para absorber y almacenar esa humedad con una eficiencia que supera a muchas plantas más pequeñas y frágiles.
También guarda agua en su interior, mucha. Su tallo carnoso es como una cisterna natural, flexible cuando está seco, expansivo cuando ha llovido. Está recubierto por una capa cerosa que evita que el agua se evapore bajo el sol abrasador del desierto. Esta reserva puede durarle meses enteros sin una sola gota de lluvia.
Y si eso no fuera suficiente, su respiración es distinta a la de la mayoría de las plantas. El cardón abre sus estomas por la noche para evitar perder agua durante el día.
Con esta estrategia, conocida como metabolismo CAM, toma el dióxido de carbono cuando el ambiente es más fresco y húmedo, y lo usa al día siguiente para hacer la fotosíntesis. Estas adaptaciones permiten al cardón sobrevivir hasta 300 años.
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¿Qué más hace al cardón tan especial?
El cardón no solo sobrevive; ayuda a que otros también lo hagan. Alrededor de su base se crean pequeñas zonas donde el suelo retiene más nutrientes y humedad, beneficiando a otras plantas y pequeños animales.
Estas “islas de fertilidad” son como oasis en medio del desierto, y muchas veces marcan la diferencia entre la vida y la muerte para otras especies.
Además, sus frutos, parecidos a la pitaya, son alimento para aves, murciélagos y otros animales. Algunas comunidades locales los recolectan desde hace generaciones. En su sombra también crecen otros cactus jóvenes, protegidos del sol mientras son pequeños.
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Un símbolo de resistencia en Baja California Sur
El cardón no solo es parte del paisaje, también es parte de la identidad de Baja California Sur. Lo vemos en ilustraciones, en rutas ecoturísticas y hasta en leyendas locales.
Su capacidad para crecer con casi nada de agua lo convierte en un emblema de lo que significa adaptarse, resistir y prosperar incluso en los entornos más difíciles.
Conservarlo, aprender de él y comprender su papel ecológico es importante, sobre todo ahora que el clima extremo y la sequía se vuelven cada vez más comunes. Porque si algo ha probado el cardón con su sola existencia, es que en el desierto no hay lugar para el desperdicio, pero sí para la vida.