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Laura Bozzo: los 10 secretos de su documental en ViX

A través del documental que narra su vida, Laura Bozzo destapa oscuros episodios que la llevaron al colapso.

La peruana hace un repaso por los peores momento de su vida en una producción disponible en la plataforma de streaming. Foto: Agencias
La peruana hace un repaso por los peores momento de su vida en una producción disponible en la plataforma de streaming. Foto: Agencias

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Copiar Liga

Por: Nayib Canaán

Laura Bozzo ha sido llamada de muchas maneras: polémica, intensa, explosiva, incluso “la momia”. Sin embargo, detrás de la etiqueta mediática que la acompaña desde hace décadas, se esconde una historia marcada por luchas personales, reinvenciones y un instinto de supervivencia que la ha convertido en un fenómeno de la televisión latinoamericana.

Hoy, con más de 30 años de trayectoria, decide abrir su corazón en un documental íntimo que llegó a ViX+ el pasado 28 de agosto, bajo la dirección y producción de Luis Ara.

Cárcel, enfermedad y pérdidas

Una cinta de 90 minutos que explora no solo a la conductora que conquistó audiencias en Perú, México y Estados Unidos, sino también a la mujer que enfrentó la cárcel, la enfermedad, las pérdidas y los juicios mediáticos, siempre con un mismo motor: la fe en que es posible volver a empezar.

El documental se presenta como un viaje emocional y visceral, con acceso exclusivo a su archivo personal, testimonios inéditos y material nunca antes mostrado.

No se trata de una serie larga ni de un retrato complaciente; es, más bien, un espejo que refleja las cicatrices y las fortalezas de una mujer que jamás imaginó ser una estrella de televisión, pero que convirtió la empatía en su mayor distintivo.

Ella misma lo resume con claridad: “Me siento muy orgullosa de que de alguna manera yo esté contribuyendo con este documental a mostrarle a la gente que no hay nada en esta vida que no se pueda vencer y que no se pueda superar.

Creo que de alguna manera este documental va a mostrar situaciones espantosas y de alguna manera es esa esperanza que trato de transmitir de que a cualquier edad uno puede volver a empezar”.

El documental en 10 secretos

  • Nacida en Callao, Perú, en 1951, dentro de una familia descendiente de italianos, Laura creció entre comodidades, pero su vocación profesional la llevó a estudiar Derecho, especializarse en ciencias políticas y convertirse en abogada y catedrática universitaria.
  • El destino, sin embargo, tenía otros planes. El contacto directo con historias de mujeres víctimas de violencia despertó en ella un compromiso social que la hizo dar un salto inesperado a la televisión. Lo que empezó como una extensión de su labor jurídica se transformó en un fenómeno de masas con “Laura en América”, donde su estilo frontal y sus gritos de “¡Que pase el desgraciado!” marcaron a generaciones enteras.
  • La empatía, aunque disfrazada de dureza, fue su herramienta de conexión con el público. “Toda mi vida me la he pasado escuchando las historias de los demás. En el programa Laura en América, que es mi mayor orgullo, he escuchado historias desgarradoras, terribles, tanto de mujeres como de hombres que han pasado lo peor, que han abierto su corazón para mí. Y creo que de alguna manera yo estaba en deuda, porque si todos ellos confiaron en mí, yo tengo que devolverle a la gente con este documental el abrir mi corazón de la manera que lo abrieron en mi programa”, confiesa con honestidad.
  • El documental no evade los episodios más dolorosos. Entre ellos, el arresto domiciliario de tres años en Perú, que cumplió en su propio foro televisivo. Fue una etapa que, según sus palabras, destruyó no solo su vida personal, sino también su confianza en la justicia. “Son demasiados momentos, yo creo que el arresto domiciliario fue como robarme la inocencia, o sea, me robaron el estudio, me robaron todo. Digo que me quitaron mis estudios, porque pensé: ¿para qué me he matado, diez años en mi vida estudiando leyes, abogacía, doctorados, si la ley, a la hora de la hora, cuando hay poder, no se aplica?”. Ese golpe se multiplicó con la enfermedad: un cáncer que enfrentó con entereza, y con la pérdida de bienes materiales y vínculos personales que parecían inquebrantables.
  • Pero incluso en la adversidad, Laura decidió apostar por el renacimiento. “Yo estuve muerta 15 segundos, yo he pasado por lo peor, hasta el cáncer, entonces yo soy testigo de eso, y quisiera transmitir esa fe a través de este documental, de que sí, yo también soy una loca, no te voy a decir que no soy una loca, que me encanta ser la momia, pero tengo ese lado espiritual que muy poca gente conoce, que yo lo he experimentado, lo he vivido y lo quiero compartir para que la gente entienda que sí se puede, que sí hay milagros y que hay un Dios ahí arriba, que es el que de alguna manera está encima de todo”.
  • México se convirtió en la tierra de su segunda oportunidad. Llegó sola, con las maletas llenas de recuerdos y las manos vacías de certezas, tras vender joyas familiares y dejar atrás su pasado en Perú. Aquí encontró no solo un público que la abrazó con cariño, sino también el antídoto contra la depresión y la anorexia que arrastraba. Lo recuerda con humor: “Yo llegué con una depresión espantosa, estaba con una anorexia espantosa, pesaba 10 kilos menos. Y pues acá, entre el cariño y los tacos, me curaron”.
  • La autenticidad que la ha caracterizado también se refleja en su visión de la salud mental. Nunca se ha considerado amiga de los medicamentos, sino del poder de la mente, la espiritualidad y el ejercicio físico. En sus propias palabras: “Yo no creo en las medicaciones. Creo en el poder de la mente, en las vitaminas, en las cosas que no son controladas. Creo en el ejercicio físico. Aprendí a respirar con una bolsa de papel cuando me venían ataques de pánico y a saber que tengo que inmediatamente hacer esas respiraciones, focalizar mi mente en algo hermoso. Y creo en Dios y en la Virgen y le pido por favor que me ayude”.
  • El documental también muestra a la mujer detrás de las luces: la madre sobreprotectora, la abuela que añora a sus nietos desde la distancia, la hija que honró las enseñanzas de sus padres, la mujer que ríe de sí misma con desparpajo y que encontró en la risa un escudo contra la crítica. “Me encanta. Yo me río de mí misma. Amo reírme de mí misma porque me siento segura”, asegura con orgullo, recordando que su carácter fuerte no es más que una máscara que protege a la mujer sensible que llora al ver llorar a otros.
  • Laura reconoce que no es ni ama de casa ni cocinera, sino una mujer inquieta que disfruta leer, tomar el sol o revisar los casos de su programa incluso en sus momentos de descanso. La televisión, admite, nunca fue una meta, sino una casualidad que terminó convirtiéndose en su destino. Y si bien no busca pareja ni se aferra a la idea del amor romántico, sí mantiene la convicción de que su tiempo presente está dedicado al trabajo, a sus proyectos y a dejar un legado que inspire, sobre todo, a las mujeres.
  • Esa inspiración tiene raíces profundas. Desde niña fue testigo de las desigualdades que sufrían las empleadas en su casa, mujeres que llegaban golpeadas y humilladas, contrastando con el respeto que su padre profesaba a su madre, una mujer fuerte que administraba la empresa familiar. Aquellas escenas fueron la semilla de su vocación de lucha: “Ahí me vino desde chica la idea de hacer algo por las mujeres, de cambiarles la vida. Y empecé, por eso estudié abogacía, tuve un bufete de abogados con el padre de mis hijas y yo me dedicaba a casos de maltrato, en la mayoría de las veces gratuitos. Y me siento muy orgullosa por todo eso.


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