A un año de la detención de “El Mayo” Zambada, la presión de EU y los acuerdos con narcos
Conoce que es lo que ha ocurrido tras un año de que Ismael "El Mayo" Zambada fuera detenido en los Estados Unidos.

Ismael “El Mayo” Zambada García era, hasta hace un año, el vestigio que parecía intocable de la época que le dio forma al narcotráfico en México.
Frente a sus colegas, detenidos o muertos, se pensaba que el ocaso de sus días terminarían con un destino distinto, con su nombre permaneciendo bajo el aura de nunca haber sido capturado por ninguna autoridad.
Lo relevante de su detención se dispara hacia varios lados: tensiones en la relación México-Estados Unidos, una nueva fase en la que los capos negocian con la justicia estadounidense, vínculos históricos entre políticos y narcos en México, una ruptura definitiva en el Cártel de Sinaloa y, sobre todo, una profunda tragedia humana, que, entre 1767 personas asesinadas y 1773 desaparecidas, parece aún no tener fin.
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¿Cómo se conoció la detención de Ismael “El Mayo” Zambada?
Eran alrededor de las 17:30 horas de aquel jueves 25 de julio de 2024, cuando una bomba de noticia fue soltada al mundo: “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, fueron detenidos en suelo estadounidense.
La onda expansiva fue iniciada por información que primeramente compartió la agencia inglesa Reuters, que de forma escueta afirmó: “fueron detenidos el jueves en El Paso, Texas, en un importante golpe para las autoridades estadounidenses que también podría remodelar el panorama criminal mexicano”.
Inevitablemente, al hecho respondieron miles de redacciones en el mundo, las cuales escarbaron en la escasa información existente en el momento, con algunos expertos asegurando que sus fuentes en México y Estados Unidos les habían confirmado que ambos narcotraficantes se habían entregado.
Lo cierto es que nadie sabía nada, más que un hecho fundamental: el último de los fundadores del Cártel de Sinaloa que permanecía libre había sido detenido, quien en sus más de 50 años de carrera criminal no había sido alcanzado por autoridades.
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El Gobierno de Estados Unidos ofrece su versión
Las declaraciones del Gobierno de Estados Unidos sobre la detención vinieron en tres vertientes: la primera, ese mismo 25 de julio, por medio de un comunicado del Departamento de Justicia, a nombre de Merrick B. Garland, entonces fiscal general.
La dependencia había “puesto bajo custodia a otros dos presuntos líderes del Cártel de Sinaloa” en El Paso, Texas, cuyas detenciones, se subrayó, ocurrieron ya que ambos contaban con múltiples cargos en su país por dirigir operaciones delictivas del Cártel, incluidas redes de fabricación y tráfico de fentanilo.
Con sus arrestos, se presumió, ambos se unían “a una lista cada vez mayor” de miembros de la organización detenidos en su país, como eran “El Chapo” Guzmán, Ovidio Guzmán López, el otro hijo de “El Chapo” y responsable de los dos “culiacanazos”, y Néstor Isidro Pérez Salas, “El Nini”, quien fuera jefe de seguridad de “Los Chapitos”.
La segunda de estas declaraciones vino de la mano del propio Joe Biden, entonces presidente estadounidense, que por medio de un sobrio texto de dos párrafos, publicado el 26 de julio por la Casa Blanca, se pronunció sobre el arresto y felicitó a los funcionarios que se encargaron de “la aplicación de la ley”, que se enmarcaba en su lucha por el tráfico de fentanilo.
El último vino por parte de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional, que aclaró que la captura fue “la culminación de una investigación conjunta” de la dependencia y el FBI contra el Cártel de Sinaloa.
Desde ahí se reconoció el hermetismo en el caso: “Se trata de investigaciones en curso, por lo que la información disponible será limitada”.
¿Qué revelaron las investigaciones sobre la detención de “El Mayo” y Guzmán López?
Como suele ocurrir cuando la información no es provista de manera oficial, durante las horas y días siguientes a la captura, los medios se abrieron camino para entender cómo es que se había concretado uno de los mayores golpes al crimen organizado de México.
Varios confirmaron que el arresto realmente ocurrió en el Dona Ana County Airport, en Santa Teresa, Nuevo México, una terminal aérea de uso público localizada a escasos 10 kilómetros de la frontera, lo que implica que la avioneta no tuvo que adentrarse demasiado a territorio estadounidense.
Posteriormente, el 26 de julio, Reuters actualizó su nota inicial en la que dio a conocer el arresto, en la que adelantó que “Guzmán López atrajo a Zambada a Estados Unidos”, según fuentes familiarizadas con la operación.
Un testigo, que prefirió no compartir su nombre, les dijo: “Dos individuos bajaron del avión (...) y fueron tranquilamente puestos bajo custodia (...) Parecía algo bastante tranquilo y organizado". Reuters siguió ahondando y, el 27 de julio, anticipó que, según fuentes, el hijo de “El Chapo” había “engañado” a Zambada a subir al avión.
Esto, tras “largas conversaciones de rendición” con autoridades estadounidenses, ocurridas entre funcionarios de Estados Unidos y abogados del narcotraficante.
Estos “habían perdido la esperanza” de su entrega, pero fueron “sorprendidos” cuando él les envió un mensaje “de última hora”, en el que confirmaba que llegaría con Zambada.
“‘El Mayo’ fue la cereza del pastel”, fueron las palabras de un funcionario estadounidense que no quiso ser identificado.
Además, el 29 de julio, USA Today publicó un reportaje, donde puso el testimonio del gerente del aeropuerto, quien aseguró que al ver a los agentes federales en la pista, les preguntó la razón de su presencia, quienes dijeron: “Tenemos a unos VIP en camino”.
Aunado a ello, obtuvieron el testimonio de un piloto local, el cual afirmó que el primer hombre que descendió del avión fue Guzmán López y que “estrechó las manos de todos los agentes del orden”.
Con todo lo recabado se generaba una posible imagen de lo ocurrido, aunque, en todos los textos se insistía en dos puntos: la pandemia de fentanilo y su combate como justificación para la detención; y las implicaciones de la presunta “traición”, principalmente por las posibles consecuencias violentas que traería en México.
Entonces, si desde los medios estadounidenses era previsible la brutalidad que podría avecinarse, ¿sus autoridades estaban dispuestas a pagar ese riesgo, con el fin de contrarrestar el tráfico de fentanilo?
La turbulencia en México
En la mañana del 26 de julio, el Gobierno de México dio su primer posicionamiento sobre la captura de los dos miembros del Cártel de Sinaloa.
En su conferencia matutina, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo: “hay que esperar a ver si la captura fue allá o acá” y reconoció que su administración no participó en el operativo y que fueron avisados hasta que se consolidaron los arrestos.
En ese espacio, Rosa Icela Rodríguez, entonces secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, dio a conocer un primer informe sobre cómo ocurrió el arresto.
Ahí, se sostuvo que la avioneta partió desde Hermosillo, Sonora y presentó un plan de vuelo a Nuevo México, además de mencionar que el supuesto piloto se trataba de un ciudadano estadounidense: Larry Curtis Parker. Sobre los tripulantes registrados, la funcionaria afirmó: “salió uno y llegaron tres”, sobre cómo es que llegaron a Estados Unidos.
No obstante, el informe presentaba contradicciones, como lo era la descripción de la avioneta, que no coincidía con lo que se sabía de ella.
Ese mismo 26 de julio, “El Mayo” se presentó en una corte de Texas para su primera comparecencia, en donde se declaró no culpable.
El 27 de julio, su abogado emitió la versión sobre el secuestro y “traición” a su cliente, en la que afirmó que había sido sometido por al menos seis hombres con uniformes militares, cosa que levantó sospechas de un actuar de fuerzas estadounidenses en territorio mexicano.
El 29 de julio el Gobierno de México desechó su primer informe, por medio de un reporte con información que solicitaron a Estados Unidos.
Ahí, se señaló que las autoridades estadounidenses fueron informadas “en varias ocasiones previas” de las intenciones de Guzmán López de rendirse ante ellas, además de que la presencia de “El Mayo” ocurrió de último minuto y que el vuelo no fue planeado por “agencia gubernamental estadounidense alguna”.
El 30 de julio, Jeffrey Lichtman, abogado de “El Chapo”, negó la versión del abogado de “El Mayo”, sobre que Guzmán López hubiera traicionado a Zambada.
Incluso, rechazó que existiera una negociación con autoridades estadounidenses. Más tarde ese día, Alfonso Durazo, gobernador de Sonora, descartó que la avioneta hubiera salido de la entidad, como se afirmó en un primer momento, pues no había aeronaves con tales características en las bitácoras del 25 de julio.
Para enrarecer más el ambiente, el 31 de julio, José Luis González Meza, abogado de la familia Guzmán, afirmó en una entrevista con Azucena Uresti para Radio Fórmula, que los dos narcotraficantes se habían entregado voluntariamente. “Hace aproximadamente cuatro años se iniciaron pláticas con las autoridades norteamericanas sobre la posibilidad de entrega voluntaria”, afirmó.
Entre tanto, el 3 de agosto, en el Reforma se publicó una nota, con información del FBI, en el que se señaló que el avión salió de Culiacán, Sinaloa, y que, para pasar desapercibida, tenía una matrícula duplicada, puesta con vinilo adhesivo”.
El 9 de agosto, AMLO dijo en su “Mañanera” que Estados Unidos no cooperaba ni ofrecía información.
Así, más tarde, la embajada estadounidense en México, encabezada entonces por Ken Salazar, dio una conferencia, donde afirmó que Guzmán López se entregó voluntariamente y corrió la primera versión oficial de que “El Mayo” fue llevado contra su voluntad.
Además, aseguró que el piloto no era un empleado ni fue contratado por el Gobierno de los Estados Unidos.
La carta de “El Mayo” y sus consecuencias
A esta serie de enredos, solo faltaba la versión oficial de “El Mayo”, que llegó el 10 de agosto por medio de una carta pública.
Ahí, subrayó que habían “muchos informes inexactos” en los medios de ambos países, por lo que contaría “los hechos verdaderos” y de manera plena fijó: “fui secuestrado y traído a Estados Unidos por la fuerza y contra mi voluntad”.
Ese 25 de julio se encontró con Guzmán López, pues este le pidió que asistiera a una reunión “para resolver las diferencias” entre el gobernador Rubén Rocha Moya y Héctor Melesio Cuén Ojeda, en la que también fue convocado Iván Guzmán Salazar, otro hijo de “El Chapo” y líder de “Los Chapitos”.
El encuentro fue convocado a las 11:00 horas en el rancho Huertos del Pedregal, a las afueras de Culiacán, al que asistió en compañía de cuatro hombres del personal de seguridad.
Dos se quedaron afuera, mientras que otros dos, José Rosano Heras López, comandante de la Policía Judicial del Estado de Sinaloa, y Rodolfo Chaidez, miembro de su equipo de seguridad, entraron con él.
Durante su trayecto a la zona de reuniones, vio a Héctor Cuén, a quien saludó, para después encontrarse con Guzmán López, el cual le pidió que lo siguiera hasta una sala a oscuras, lugar en donde fue emboscado, atado, esposado y luego obligado a meterse a una caja de una camioneta, desde donde se le condujo a la avioneta para su posterior detención.
Como inciso de esta historia, cabe señalar que horas después de que se conociera el arresto del 25 de julio, surgió la información sobre el homicidio de Héctor Cuén, uno de los actores políticos más importantes del estado, diputado federal electo y ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
Por lo anterior, Rocha Moya, que era rival político de Cuén Ojeda, instó a las autoridades que se investigara el caso.
Así, para hacer aún más impactante su declaración, en su carta, “El Mayo” desmintió la versión oficial de Sinaloa sobre el asesinato de Cuén Ojea, que autoridades aseguraban había ocurrió tras un tiroteo en una gasolinera, por dos hombres que querían robarle su camioneta. Zambada negó esto, pues sentenció:
“Lo mataron a la misma hora y en el mismo lugar donde me secuestraron”. Encima, aclaró que era un amigo suyo “desde hacía mucho tiempo” y pidió a ambos países ser “transparentes” y proporcionar “la verdad” sobre su secuestro.
Ese mismo día, el gobernador de Sinaloa negó haberse encontrado el 25 de julio en el estado, así como cualquier relación con el narcotráfico. “Si le dijeron que iba a estar ahí, lo engañaron”, intentó justificar. El 12 de agosto, AMLO acusó de injerencismo a Estados Unidos por el caso.
Entre sus palabras, declaró su apoyo a Rocha Moya. Igual ese día, el gobernador de Sinaloa detalló que el 25 de julio había viajado a California a visitar a familiares, momento en el que también se hizo pública una bitácora de vuelo sobre el avión privado que tomó, perteneciente al empresario Jesús Vizcarra.
Tras atraer el caso, el 15 de agosto la FGR acusó a la Fiscalía de Sinaloa de irregularidades en el caso de Héctor Cuén, señalando una necropsia incorrecta, omisiones en la escena del crimen, incongruencias en un video presentado como prueba y, principalmente, que el cuerpo fue incinerado antes de que concluyeran las indagatorias.
Además, acusó a Estados Unidos de no responder ni prestar información importante. En vista de tal golpe, el 16 de agosto, el gobernador de Sinaloa informó que Sara Bruna Quiñónez, que era fiscal estatal, había presentado su “renuncia voluntaria”.
Después, el 20 de agosto, la FGR anunció una orden de aprehensión contra Guzmán López, por el secuestro de “El Mayo”, donde le acusó de traición a la patria.
En este mismo flujo de información, confirmó la versión de “El Mayo”, pues afirmó que el secuestro de “El Mayo” y el asesinato de Héctor Cuén sucedieron en el mismo sitio.
Bajo esta antesala, el 9 de septiembre de 2024 se detonó la guerra interna del Cártel de Sinaloa, entre las facciones de “Los Mayos” y “Los Chapitos”, conflicto que, después de más de 10 meses continúa activo.
¿Qué sigue por ahora para el caso de “El Mayo” Zambada en EEUU?
Por ahora, para la defensa de Zambada busca evitar la pena de muerte y lograr un acuerdo de culpabilidad.
El pasado 11 de junio, fue concedida la petición de posponer su audiencia, por lo que será hasta el 25 de agosto que vuelva a pisar la corte.
En febrero, Zambada envió una carta al Gobierno de México para que sea repatriado y que interceda para darle “garantías y seguridades” que no se le ejecutará la pena de muerte.
Por su parte, en mayo la Fiscalía de Estados Unidos informó que no buscará la pena de muerte en contra de Joaquín Guzmán López, pues, como apuntan expertos, se encuentra también negociando para llegar a un acuerdo de culpabilidad con las autoridades estadounidenses, con el fin de convertirse en colaborador.
Entre los implicados del caso, Mauro Alberto “N”, alias “El Jando”, fue detenido el pasado 8 de febrero, el cual es señalado, entre varias cosas, como piloto de confianza de Iván Archivaldo Guzmán y presunto conductor de la avioneta que llevó a Guzmán López y a “El Mayo” a Estados Unidos, como confirmó Omar García Harfuch.
Además, se suma el asesinato de Jorge Humberto “N”, alias “El Perris” o “El 27”, quien era el jefe de seguridad de “Los Chapitos”, el cual fue abatido por elementos federales el 23 de mayo, quien, según el periodista José Luis Montenegro, participó en la logística del secuestro de “El Mayo”.
Adicionalmente, las autoridades mexicanas, ahora bajo la administración de Claudia Sheinbaum, continúan insistiendo a Estados Unidos que se les entregue la información sobre el caso, como lo fue en su encuentro con Joe Biden, en noviembre de 2024, en el G20.